El doctor Vital Aza Fernández-Nespral falleció el pasado sábado, en el hospital de Cabueñes, a los 88 años de edad, después de sufrir una caída en su casa de Somió, donde había empezado, como todos los años, el veraneo gijonés con su familia hacía unos pocos días, tras viajar desde Madrid, donde residía y había nacido el 4 de mayo de 1929.

La capilla ardiente está instalada (hasta las 13.30 horas de hoy) en la sala número 2 del tanatorio de Cabueñes, donde sus restos mortales serán incinerados. El próximo viernes, 23 de junio, a las 13.00 horas, se oficiará un funeral por su eterno descanso en la iglesia parroquial de San Julián de Somió.

Vital Aza Fernández-Nespral era nieto del médico, dramaturgo y poeta lenense Vital Aza, una familia muy vinculada a Lena y Mieres. Su padre fue Pedro Aza, ingeniero industrial que trasladó la residencia familiar a la capital de España. Desde 1964 estaba casado con Carmen Blanc Díaz, cuya familia también es de origen asturiano, en concreto de la gijonesa calle Corrida. El matrimonio tuvo cuatro hijos.

El doctor Vital Aza Fernández-Nespral, especialista en cardiología, estaba en posesión de la Gran Cruz de la Orden Civil de Alfonso X El Sabio, que le fue concedida por decreto de 20 de enero de 1976, dos meses después del fallecimiento del general Francisco Franco, a quien el doctor Vital Aza atendió en su larga agonía como integrante del denominado entonces "equipo médico habitual". Fue Vital Aza, que entonces ejercía en la Residencia Sanitaria La Paz, de Madrid, quien se percató, a mediados de octubre de 1975, que el entonces Jefe del Estado había sufrido un infarto agudo y también estaba de guardia al lado del general cuando falleció, en la madrugada del 20 de noviembre de 1975.

Vital Aza Fernández-Nespral siempre ejerció su profesión en Madrid, primero en La Paz y luego en el hospital Ramón y Cajal, con el equipo del doctor Cristóbal Martínez Bordiú, marqués de Villaverde y esposo de Carmen Franco, la única hija del general Francisco Franco y la ovetense Carmen Polo.

En el Ramón y Cajal fue Vital Aza jefe de Cardiología, donde le recuerdan como "un médico intachable que nunca quiso hacer negocio con la sanidad". Se jubiló a los 70 años, pero siguió hasta los 83 años pasando consulta en el número 3 de la plaza de San Juan de la Cruz, en el distrito madrileño de Chamberí.

"Era un hombre muy introvertido, pero muy entrañable, adoraba a su familia y era muy familiar, pero de pocas palabras; no le gustaba expresar sus sentimientos, no los explicaba fácilmente", lo describen sus allegados.

Cada año adelantaba más su visita veraniega a Gijón para huir de los calores de Madrid. El pasado martes, uno de sus hijos les trajo a él y a su esposa a Gijón y tenían pensado quedarse en su casa de Somió hasta finales de septiembre. Uno de sus placeres era ir caminando desde casa hasta la playa de Estaño y recolectar "orejitas" (opérculos).