"No hay que mirar a los lados, sino de frente". Con esa máxima de los negocios tal como él la expresaba, sin esperar sentado que llegasen clientes, buscando artículos que distinguieran su oferta comercial y siendo honrado, José Herández Amor se ganó un espacio importante entre los comerciantes gijoneses. Los mismos que ayer se conmovieron con su fallecimiento. El propietario de la céntrica tienda de decoración Joseph -que regentó junto a su esposa Mª Carmen Cabezudo Calero y al frente del cual siguen sus hijos-, moría ayer a los 87 años y el funeral por su descanso se celebrará mañana jueves, en San Pedro, a las 12 horas.

José Hernández Amor hizo los estudios de profesor mercantil pero nada más acabarlos se puso detrás del mostrador. Primero ayudando a su padre en la ferretería que regentaba junto a la plaza del Instituto y a partir de 1962, ya instalado por su cuenta, en la calle Los Moros donde el negocio de decoración ocupa todo el edificio. Eran años de moda del estilo inglés, de ahí que José le puso una "ph" al nombre de la tienda para empezar a cultivar la diferencia. Siempre valoró lo que ofrecía a sus clientes: "la formalidad y la calidad", y tras casi cincuenta años de dedicación comercial demostró que no tenía prisa pero quería ser un negocio de referencia y nunca una moda pasajera. Su compromiso con la calidad y la belleza la extendió a otro clásico: los concursos de escaparates de la Unión de Comerciantes donde casi siempre había un galardón para Joseph.