La lonja de El Musel acogió esta madrugada la subasta del primer bonito de la temporada, algo más de 3.000 kilogramos de túnidos capturados en aguas de las islas Azores y que trajo a El Musel el "Canalechevarría", un barco de cacea con base en la localidad vasca de Bermeo.

El precio medio que alcanzó esta primera subasta de la costera fue de 7,93 euros el kilo. El bonito grande se ruló a precios que oscilaron entre los 10,92 y los 11,05 euros el kilo; el mediano o recortado a precios de entre 7,30 y 7,93 euros el kilo y los bonitos pequeños o monos alcanzaron cotizaciones de entre 3,67 y 4,08 euros por kilo.

Más de la mitad de las capturas subastadas esta madrugada fueron bonitos de tamaño medio, alrededor de 1.700 de los 3.000 kilos que trajo el "Canalechevarría".

La primera tina de bonito, que era de los grandes, fue adquirido por Pescados Con, un distribuidor de Gijón a 11,05 euros. La pescadería de Gijón de Rafael Busto fue la que adquirió la primera tina de bonito mediano. La mayor parte de los túnidos de este tamaño se los adjudicó, no obstante, la cadena de supermercados Alimerka, mientras que el principal comprador de los de gran tamaño fue El Corte Inglés.

La descarga de hoy inaugura la constera del bonito en Gijón, si bien ya hubo descargas previamente en Avilés de unos 12.000 kilos y en el puerto gallego de Burela de unos 3.000.

En la temporada del año pasado, la lonja de El Musel ruló 624.350 kilos de bonito, de los que 387.000 fueron de gran tamaño, 204.400 recortado y 32.950 monos. Las subastas sumaron en 2016, 2,83 millones de euros con un precio medio para el bonito grande de 5 euros el kilo, de 4 euros el kilo para el recortado y de 2,49 euros el kilo para los monos. El mayor precio que se alcanzó en la costera de 2016 en la lonja gijonesa due de 12,95 euros el kilo.

La costera del bonito es la principal campaña de la lonja gijonesa. El puerto de El Musel puede acoger pesqueros que utilizan cualquier tipo de arte para capturar los túnidos, a diferencia del de Avilés, en el que los barcos de tanqueo, que emplean cebo vivo para atraer a los atunes, no pueden entrar en la ría avilesina, dado que por las condiciones del agua moriría el cebo.