"El análisis de la acción de Luis Fernández-Vega y del Instituto Oftalmológico es asombrosamente aleccionador", hizo resaltar el presidente del Banco Sabadell. José Oliu dijo que el médico asturiano, nacido en Oviedo en 1953, encarna el "éxito de una carrera empresarial en permanente crecimiento". Y contó que ésa es una de las razones por las que le ofrecieron una silla en el consejo consultivo del Sabadell-Herrero.

Continuar la labor de una familia que ha ejercido la oftalmología durante ciento treinta años imprime carácter. "Marca mucho", como admitió Luis Fernández-Vega. Y añadió: "Nosotros, la cuarta generación, hemos sido los que con la ayuda de las anteriores hemos dado el salto a la situación actual con un cambio sustancial de todas las estructuras". Confesó sentir cierto pudor al acompañar en la nómina de premiados con el "Álvarez Margaride" a Juan Alvargonzález, Juan Cueto, Francisco Rodríguez, Daniel Alonso y Antonio Suárez. Luis Fernández-Vega es además, desde el pasado jueves, miembro de número de la Real Academia de Medicina de Asturias.

Javier Fernández, presidente del Principado -y al que ayer le dimitió la consejera de Infraestructuras, Belén Fernández-, se sumó al coro de elogios tras manifestar que la "hoja de méritos" de Luis Fernández-Vega "es tan extensa como conocida". Y celebró, tras un análisis etimológico del vocablo latino "seccesio" no optara por el apartamiento ni por extrañamiento de Asturias". "Me consta que pudo hacerlo, que él y sus familiares recibieron más de una invitación para abandonar Oviedo, para que el Instituto Fernández-Vega se instalase en otros lugares,", relató el jefe del Ejecutivo asturiano. Y más: "Por ejemplo en Madrid, donde se beneficiaría notablemente del tamaño de la población, de la centralidad y de las mejores comunicaciones".

La trayectoria del premiado con el "Álvarez Margaride" dio pie a Javier Fernández para hacer una reflexión sobre la salud como factor de "pujanza económica". Y recurrió al modelo médico y empresarial que representa el oftalmólogo ovetense: "El caso del Instituto Fernández-Vega es ejemplar. Buena parte del 'turismo de salud', como ahora se nombra, que recibe Asturias tiene que ver con la afluencia a su centro oftalmológico". "Asturias reúne los requisitos necesarios para alcanzar un altísimo desarrollo biosanitario con repercusión creciente en nuestra economía. La salud es un sector de futuro", insistió el Presidente.

Quizás por el ambiente que presidió la entrega del galardón en el Real Club de Regatas, y la proximidad de la noche más corta del año, el presidente del Principado trajo al homenaje a Luis Fernández-Vega varios datos sonrientes para esbozar una invitación al optimismo. Habló de los "muchos problemas" de Asturias, empezando por el envejecimiento demográfico y la desertización de amplias zonas del agro regional. Pero existen, en su opinión, "motivos para cierta satisfacción". ¿Cuáles? Por ejemplo: cuarenta y cuatro meses de descenso interanual consecutivo del desempleo; el crecimiento del PIB en un 2,8 por ciento en 2015 y en 1,9 por ciento el año pasado o que el Principado tuvo récord de turistas en 2016: 2,2 millones de visitantes.

"Asturias mejora. Lo único que pido es que no nos obcequemos en negarlo", hizo resaltar Javier Fernández. Éste tomó distancia de lo que describió como "visión oscura de Asturias" y de "la recurrente melancolía por un supuesto pasado mejor que no existió o sólo lo hubo parcialmente". Y abrochó su discurso volviendo a Luis Fernández-Vega, centro del homenaje: "Es un ejemplo de lo contrario: de quien no se deja narcotizar por esos viejos vapores del declive y el hundimiento".

Luis Fernández-Vega miró ayer también hacia la quinta generación de oftalmólogos: sus hijos Luis y Andrés, además de sus sobrinos. Y confesó que deseaba ser como un árbol, como un árbol de Asturias, claro.