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A la deriva vamos

Un equipo de gobierno que no distingue y que se deja influenciar por la última pancarta

Hace tiempo que el Ayuntamiento de Gijón anda a la deriva. Gobernado en minoría por un partido que es el resultado de una pataleta de su fundador, que quería ser califa en lugar del califa y al no conseguirlo se fue con el balón a su casa, no se podía esperar otra cosa.

Carentes de ideas, se dejan influenciar por las voces de los ciudadanos y a esas voces fían su actuación. El problema es que no distinguen las voces de los ecos y así, basta juntar a media docena de amigos con una pancarta para hacerles mudar de opinión llegando incluso a cambiar decisiones ya tomadas en la comisión de gobierno o en el propio Pleno. Esto es ponérselo muy fácil a quien gobernó la ciudad durante decenios y que, otra cosa no, pero mover sus peones para que parezcan muchos, sí sabe, y lo hace muy bien por cierto.

La música en la calle ha sido un clásico, esperado, del veraneo gijonés desde hace tiempo. Fuera del verano y de los lugares establecidos oficialmente ha sido un acompañamiento, unas veces más agradable y otras menos pero siempre con saldo positivo. He visto músicos en la calle en todas las ciudades que he visitado y en más de una ocasión dediqué unos minutos a escucharlos porque merecía la pena.

Ahora, en Gijón, basta la denuncia de algún ciudadano para que Foro saque sus patrullas a la calle y a fuerza de multas exageradas acabe con el problema. No es la solución, tocar en la calle a las tantas de la noche, es dar la murga, hacerlo durante el día es otra cosa y forma parte, no siempre, pero en muchas ocasiones, de la cultura popular.

Me imagino el discurso oficial del día 29 al entregar la medalla de Gijón a la Charanga Ventolín: "Os entregamos esta medalla por la encomiable labor que habéis hecho durante los últimos treinta años, por vuestra aportación a la cultura popular y por vuestro apoyo a las causas de los ciudadanos y los trabajadores, recibirla con honor ? pero no sigáis haciendo lo mismo porque os crujimos".

Esta deriva municipal nos lleva a terminar cada ejercicio con un superávit millonario mientras necesidades de la ciudad y sobre todo de los ciudadanos mas precarios quedan sin cubrir.

La solución para muchos sería una alianza de la izquierda, que en teoría es mayoritaria en el Ayuntamiento si contamos a los representantes del PSOE, pero es difícil olvidar que fueron estos representantes quienes comenzaron el declive de la ciudad, quienes desde principios de este siglo vienen perdiendo votos consulta tras consulta y quienes recientemente han sufrido el varapalo que les han dado sus propios compañeros. Es difícil en definitiva encuadrar a esta gente en la izquierda.

Me gustaría terminar este artículo con algún mensaje optimista, pero sinceramente, no veo la manera. Habrá que aguantar un par de años y entonces, al ir a votar, exigir mas de lo que hemos exigido la última vez.

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