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SERGIO LÓPEZ-FOMBONA MENÉNDEZ | Director general de la empresa Acuña Fombona, que cumple 50 años

"La fase aguda de abaratar los costes en la sanidad ha pasado"

"La formación continuada de los médicos en España la cubre la industria sanitaria y hay que obligar a actuar con ética: un congreso no debe incluir cuatro días de vacaciones en Nueva York"

Sergio López-Fombona. ÁNGEL GONZÁLEZ

La empresa gijonesa Acuña-Fombona, suministradora de materiales médico-quirúrgicos, ha celebrado estos días en Gijón sus 50 años con una reunión médica con 150 cirujanos de España y Portugal como invitados. Y al frente de la conmemoración Sergio López-Fombona Menéndez, director general de la firma desde hace dos años como tercera generación de López-Fombona.

- Medio siglo empresarial. Haga balance.

-Son 50 años en los que la evolución ha sido enorme. Desde la fundación por parte de mi abuelo y de su amigo Enrique Acuña de una empresa pequeñita, modesta, con una parte de tienda de ortopedia para el público y otro pilar basado en convertirse en conseguidores de productos médico-quirúrgicos para hospitales, ya que la experiencia de uno como practicante y de otro como médico era de la gran carestía que había de materiales y tecnología de uso médico. Ese fue el punto de partida. Y el punto actual es que la compañía da empleo a 80 profesionales, va a facturar 20 millones de euros y estamos comprometidos con esa vocación de servicio de los inicios, para facilitar que los profesionales médicos tanto de la sanidad pública como la privada, para la que cada vez trabajamos más, dispongan de las mejores innovaciones tecnológicas que llevar a su campo. Empezamos creciendo con la ortopedia y los implantes dentales, y nos hemos ido especializando hasta poder decir que tenemos cierta fortaleza en cinco campos: cirugía de columna, cirugía ortopédica y traumatología -con mucha especialización en ortopedia infantil-, neurocirugía, maxilofacial y cirugía torácica.

- ¿Qué ha evolucionado más en la tecnología sanitaria?

-Ha habido cambios en todos los planos porque el salto de la medicina en los últimos años está siendo exponencial. Por tecnologías menos invasivas, abordajes preventivos, mejores diagnósticos, mejora en la especialización de los médicos... todo va ligado.

- Su sector es la pesadilla de las administraciones por lo que se ha encarecido la tecnología y los suministros sanitarios.

-Nuestra filosofía la tenemos clara: intentar ayudar al desarrollo de la medicina. Pero con un compromiso claro de no incorporar productos sólo con la clave por hacer negocio, sino avances tecnológicos contrastados que ayuden a evolucionar.

- ¿De dónde traen la tecnología en la actualidad?

-Para nosotros EE UU es la referencia y Alemania, Corea...

- ¿Qué materiales se están introduciendo en el cuerpo?

-También ha habido un salto. Ahora hasta se intentan desarrollar órganos en 3D impresos en materiales biosimilares; pero bueno, lo real del día a día es el titanio en materiales quirúrgicos, el acero, hay nuevos plásticos y están surgiendo materiales mixtos.

- La crisis puso el acento en rebajar costes de suministros y tecnología sanitaria. ¿Cómo ha afectado al sector?

-A nuestro sector la crisis tardó unos años en llegarnos y nos empezó a afectar mucho a partir de 2011. Entonces el golpe fue brutal por recortes de presupuesto que nos forzaba a participar en concursos que planteaban bajadas de precio tremendas. En nuestro caso nos llevó a un análisis interno profundo. O dejábamos de vender productos donde no podíamos aceptar semejantes rebajas, o buscamos proveedores de peor calidad, o reducíamos sustancialmente la empresa y los costes internos. Optamos por seguir con nuestra filosofía, con proveedores de la máxima calidad; era arriesgado, pero en estos años de crisis hemos crecido todos los años y nos hemos afianzado en el sector. Eso sí, ajustando márgenes, costes, precios allá donde hemos podido.

- Pero el sector lo acusó.

-En general, muchísimo. Desde reducciones de personal, otros muy importantes en colaboración con la formación y educación médica, en financiar proyectos de investigación... y también llevó a apostar por productos "made in China". Y ocurrió lo que ocurrió.

- ¿Y qué ha ocurrido?

-Pues, por ejemplo, que los concursos de suministros de material sanitario, a los que nosotros no nos dedicamos, se lanzaron a precios muy bajos y hubo introducción importante de calidades cuestionables en guantes quirúrgicos, ropa de quirófano, agujas de suturas... Y eso se tradujo en que los cirujanos, en operaciones de dos horas, podían acabar usando tres pares de guantes porque se les rompían de continuo. Al final el supuesto ahorro inicial es tiempo quirúrgico perdido, costes añadidos... Las administraciones han aprendido un poco de que ir al producto barato no es lo más eficiente y ahora ya percibimos que se huye de eso. A nosotros nos lo han dicho recientemente en algún hospital catalán. Creo que la fase tan aguda del abaratamiento ha pasado. Lo que no quita que nunca volverá a haber los precios de antes. Todos nos hemos vuelto más eficientes, intentando dar calidad a menos coste.

- Los cursos pagados por las casas comerciales a los médicos han estado en el punto de mira de Hacienda y siempre están en tela de juicio. El médico es quien acaba decidiendo el gasto de la sanidad pública pero puede estar muy condicionado por quien le paga un congreso o un viaje... ¿Cómo lo ve?

-La formación continua del médico en España no la cubre la sanidad pública, ni el Estado, sino la industria sanitaria. O la sanidad pública destina miles de euros a esa formación continuada o ya me dirán cómo se va a hacer. En EE UU los médicos se financian sus congresos, pero es que ganan millones, nada comparable a aquí. Que un médico gaste 10.000 euros al año en congresos donde se está formando en las novedades de su especialidad es inviable, porque entonces deja de pagar la hipoteca.

- ¿Preocupa lo que puede llegar a pasar?

-Sí, claro. Es una preocupación interesada porque el futuro es incierto y afectaría a nuestro negocio. Si cambia el modelo, si ponen dificultades para que las empresas hagan esta parte de formación continuada colaborando con la comunidad médica, no sabemos qué va a ocurrir. Sólo puedes lanzar un producto ofreciendo a los médicos, gratuitamente, el adiestramiento en esa tecnología. Por eso les invitamos a cursos con cadáveres, les mostramos con qué y por dónde está yendo el trabajo en otros sitios punteros, o traemos expertos. Luego ellos valorarán si eso que les presentamos les reporta beneficio de cara a su actividad con el enfermo.

- Entiende que la línea que separa ambos campos es delgada.

-Sí. Hay que actuar con ética y por eso veo bien que se intente acotar prácticas abusivas. No es lógico invitar a un médico a un congreso a EEUU con 4 días de paso vacacional por Nueva York. Eso hoy en día no se puede tolerar, pero de ahí a cortar la relación de la industria con el médico, en formación y educación, no es factible, habría repercusiones grandes.

- ¿Cuánto dinero puede dedicar una empresa como la suya a esos congresos y apoyos?

-Colaboramos con sociedades científicas, sufragamos estudios, facilitamos congresos... Puede ser el 5-10% de la facturación. Más de un millón al año, seguro.

- Mucho dinero.

-Es cínico decir que lo hacemos por altruismo. Pero tampoco es sólo negocio. Lo que procede es que se haga de la forma más ética y transparente posible, con comités de supervisión y controlando que no haya malversación.

- ¿Ya se cobra mejor de las administraciones?

-La media de cobro en la sanidad en España está por encima de 200 días, y Asturias está en la media. Andalucía o Baleares están en más de un año y País Vasco o Navarra en 60 días. En las épocas más duras estuvimos cerca de los dos años y era delicadísimo.

- ¿Qué ve en el futuro de Acuña Fombona?

-Veo que cosas que parecían ciencia ficción acabarán teniendo mucha presencia en la sanidad. A nosotros nos seguirán interesando las tecnologías punteras y ya hay cosas impresionantes. Por ejemplo en tratamientos tempranos de niños hay virguerías. Como una tecnología mediante imanes para atajar deformidades de columna en niños. Son niños con escoliosis a los que hay que poner barras en la columna para evitar más deformación, pero eso obliga a acompasar esas barras al crecimiento natural del niño. Y eso implica operarles y ajustar la barra cada 6 o 8 meses. Decían que eran niños con peor calidad de vida de los que padecían leucemia. Ahora, con una tecnología de imanes, esas barras telescópicas se accionan sin operaciones añadidas. Es indoloro, el crío puede estar jugando en la sala y el médico está accionando las barras. Es un implante caro, de 22.000 euros, el doble que uno tradicional, pero una agencia de evaluación de tecnología sanitaria ha certificado, con costes españoles, que en tres años ya casi está amortizada y el ahorro es bestial. Es dinero y es calidad de vida.

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