La remozada Escuela de Comercio abrirá sus puertas a finales de este año, una vez que concluyan las obras en agosto y que se equipe el edificio. Ayer abrió sus puertas para una primera visita de los grupos políticos, las entidades que lo ocuparán y el equipo técnico encargado del proyecto, y las primeras sensaciones fueron "muy buenas, ha quedado precioso", coincidían los visitantes.

Los trabajos, que se han basado en el respeto máximo al proyecto constructivo del año 1911, han consistido, como explicaron Javier Uría, arquitecto del equipo municipal, y Jorge Alonso Nicieza, arquitecto de la asistencia técnica al Ayuntamiento, en "sacar a la luz" los elementos originales de un edificio que ha ido acumulando a lo largo de los años sucesivas "capas", fruto de las remodelaciones a las que fue sometido.

La tarea se ha centrado en "ser honestos con su valor arquitectónico y con la percepción de los ciudadanos hacia el edificio, recuperarlo, llevarlo al siglo XXI pero que parezca que no hemos hecho nada", resumía Nicieza. Así, han tratado de hacerlo "muy luminoso, recuperando la estructura metálica para dar sensación de que sea liviano, con huecos para dar luz natural".

La tarea principal ha sido la de limpieza, porque la estructura original se sobrecargó de elementos en todas las reformas del siglo XX, junto con una recuperación de los acabados originales, con suelos de madera y azulejos recuperados sobre lo que un artesano ha estado trabajado durante dos meses. También se ha dado lustre a la vidriera de la calle Tomás y Valiente, que conserva la entrada principal añadida en el año 55, pero con barandillas metálicas que dan más luz a la planta noble.

Las tres plantas del edificio están vinculadas ahora por una nueva escalera que da acceso a todo el inmueble, así como por dos ascensores que también dan servicio a la planta del sótano. con más de 400 metros cuadrados para el archivo municipal excavado bajo la calle Tomás y Valiente y que cuenta con espacio suficiente para los próximos 25 años de historia municipal.

Para la iluminación de todo el edificio se ha optado por las luces del tipo LED, siempre con la premisa de buscar el máximo de luminosidad tal y como se había proyectado en su origen. En la planta noble se ha colocado una nueva lámpara con réplica en la segunda planta, que sustituye a las que lucían en el vestíbulo hasta hace pocos años.

La rehabilitación se ha completado con el acondicionamiento de un salón de actos, una sala de exposiciones, un aula para 70 personas y un control de la sala de consultas entre la planta 0 y la planta baja; un área de consultas en la entreplanta, dos aulas y una sala multimedia para uso de jóvenes, un centro de documentación, sala de reuniones y un espacio de archivo para el Festival de Cine en la planta primera y una sala de exposiciones y usos múltiples y espacios para el Ateneo Jovellanos, el Ateneo Obrero, la Sociedad Cultural Gesto y a la Sociedad Cultural Gijonesa en la planta segunda.

La actuación se ha extendido a un total de 4.393 metros cuadrados construidos, de los que 3.618 son útiles, después de un total de 22 meses de obras.