Quién le iba a decir a Alberto Alonso Blanco, el mítico Rambal de Cimadevilla, que la "Semana negra" reservaba para él uno de sus más importantes laureles. El escritor asturiano Miguel Barrero lo ha elevado a los altares del certamen de novela negra al obtener ayer, por unanimidad del jurado, el premio Rodolfo Walsh al la mejor obra de no ficción de género negro con "La tinta del calamar. Tragedia y mito de Rambal".

Una distinción que emocionó al autor y que ha traído con fuerza al imaginario colectivo a una figura casi legendaria, un asesinato no resuelto desde la madrugada del 19 de abril de 1976, un gijonés querido, una obra que refleja "la singular capacidad narrativa de su autor, Miguel Barrero, para construir una poderosa metáfora social (la transformación de una ciudad y de un país en los años de la transición española) a partir de un crimen que sigue irresuelto cuarenta años después", como reconoce el jurado en el acta del premio. Un jurado que también pone de relieve "la atención al detalle de las piezas del sumario del caso y de la vida en un barrio marginal de provincias en la España de 1976 y la reflexión que el autor hilvana en busca de respuestas", que hacen de esta obra "un elogiable modelo literario de prosa inspirada en un proceso real".

Para Barrero, el premio supone "además de algo inesperado, algo muy emocionante", habida cuenta de la vinculación del escritor con la "Semana negra" desde hace años, y por extensión, de la vinculación de Rambal con Gijón.

El plantel de premiados de esta edición del certamen se completa con el premio Hammett a la mejor novela negra escrita en lengua castellana el año pasado, que ha ido a parar a manos de David Llorente con "Madrid: frontera". "Esto es un avituallamiento para afirmarse en la idea de seguir escribiendo", indicó el autor antes de recalcar cómo "la crítica social es el pilar que sujeta la trama de la novela".

El premio Espartaco para la mejor novela histórica ha sido este año para "El impresor de Venecia", de Javier Azpeitia, mientras que el Silverio Cañada a la mejor primera novela negra ha sido para José María Espinar, con "El peso del alma", una obra premiada por "la ambición de la novela a la hora de hibridar géneros y la conseguida unión de novela negra y tremendismo que logra el autor", así como por "su dibujo, a trazos vigorosos y vivaces, de los personajes que pueblan la novela". Espinar señalaba ayer que la sensación "brutal" de recibir el premio sólo es comparable a "cuando mi mujer me dijo por primera vez que me quería".

Y por último, el premio Celsius a la mejor novela de ciencia ficción y fantasía ha ido a parar en esta edición a manos de la autora Sofía Rhei, gracias a su obra "Róndola". Rehi formuló un alegato al humor, un género que "aunque tuvo su representación hace unos años, en la actualidad no goza de mucho reconocimiento". Por eso, Rehi llamó a trabajar por que el humor "sea una corriente que salga adelante, cada vez hay más propuestas en este sentido", indicó.

Un plantel de lujo en el que la cuna de la "Semana negra" se ha llevado premio. De la mano de Rambal.