Pocas veces dos madres estuvieron tan unidas sin conocerse. Marta Nonide, la doctora que atendió a Germán F. F. en la uvi Móvil tras la paliza que sufrió el viernes en Fomento, supo que un coche había atropellado a su hijo unas horas más tarde, cuando el pequeño salió a la carretera en busca de un balón. Pese a todo, Yolanda, la madre del joven agredido y en coma, seguía en su cabeza y decidió compartir sus pensamientos. "Al poco de saber que la lesión de mi hijo tendrá una solución más sencilla, supe que las lesiones de su hijo en coma era peores de lo que parecían", reflexionó la médico en una carta que publicó en su cuenta de Facebook y que se ha hecho viral. Mientras Marta "daba las gracias porque a mi hijo no le había ocurrido algo irremediable, aquella madre velaba en otro hospital a su hijo que se debatía entre la vida y la muerte; lloré aliviada por el mío y lloré angustiada por el suyo". Y así sigue: "sin quitarme de la cabeza a la madre de Germán".

Marta Nonide se encontraba en la base, junto a sus compañeros -enfermera, camillero y conductor- cuando sonó el busca. Se dirigieron hacia a la ambulancia y llamó el médico del centro coordinador para informar que se había producido una agresión en Fomento. "El chaval está mal", les advirtieron. "Siempre que acudes por una agresión, muchas veces hay alcohol por medio y las heridas no son para tanto, y vas en la ambulancia pensando que a ver si hay suerte", explica. Pero al llegar se dieron cuenta que el joven estaba mal de verdad. Tendido en el suelo, inconsciente sobre un charco de sangre y sangrando por el rostro. "Vimos que era muy grave y, dentro de la ambulancia mucho más por sus fracturas craneales y lesiones cerebrales", explica.

Junto a Germán estaba un amigo sujetando su cabeza. Les dijo a los sanitarios que fue una agresión sin sentido. "Al principio piensas, bueno, fue una pelea e igual algo hizo", apunta la doctora pero -prosigue- "luego empiezas a hablar, a escuchar comentarios, a leer el periódico y piensas qué sin sentido, qué barbaridad y qué manera de hacerle polvo la vida a alguien". Peor fue la sensación cuando llegó la familia y tuvieron que darles la noticia. "Te sientes frustrado, te da rabia porque pudo ser cualquiera de nuestros hijos; todos los pacientes te llegan pero cuando es un niño es mucho peor, y es que era un niño", resume.

"Gracias a Dios", defiende, Marta Nonide desde el bagaje de quince años de trabajo en el Samur, casos como estos no son muy habituales. "Una agresión tan grave y tan gratuita como esta, yo creo que ninguna", matiza. No obstante, reconoce que, en los últimos meses, ella y sus compañeros, están "continuamente diciendo, vaya, otra agresión; quizás sí tenemos la sensación de que ahora aumentan las agresiones graves, pero no lo sé".

La reflexión en redes sociales de Nonide incluye otro análisis. Mientras que el autor del atropello de su hijo, que se recupera en casa, se quedó hasta las cuatro de la mañana en el hospital para conocer la evolución del niño ("lloró, pidió entrar a verle, le abrazó y le pidió perdón"), los supuestos agresores de Germán "salieron huyendo tras dejarlo inconsciente y malherido". "Qué incierta y frágil es la vida, y qué terrible raza es la humana, capaz de lo mejor y de lo peor", valora. Su diagnóstico tras ambos incidentes es claro: "he sido testigo de la parte más humana de gente desconocida, mientras que otra madre vive la cruz por culpa de los impulsos más bajos, violentos y miserables de otros desconocidos".