Estaba todo preparado y lo lograron. El sector más crítico con la actual directiva del Grupo Covadonga, presidida por Antonio Corripio, escenificó en la asamblea -en la que estaban llamados a aprobar acuerdos del anterior mandato de Enrique Tamargo anulados por el Tribunal Supremo- la fractura social que vive la entidad y que ya había impedido al equipo de Corripio aprobar el presupuesto de este año. Ayer la situación fue un paso más allá, la oposición se organizó e hizo un efectivo movimiento abandonando la sala. Eso sí, con su marcha dejaron el camino expedito para que saliesen adelante todos los acuerdos que había anulado el juez por amplias mayorías -casi unánimes- entre los que permanecieron en el recinto.

Había 483 socios al comienzo de la asamblea y, tras el plantón, se quedaron 262. El momento en el que los críticos se levantaron de sus butacas lo marcó la intervención de Melchor Fernández, que atacó la estrategia judicial de la directiva, a la que el Supremo ha obligado a volver a repetir los acuerdos del mandato anterior al no haber participado en los mismos socios provenientes del Centro Asturiano, puesto que la directiva de Tamargo se oponía a dar efectividad a la fusión entre las entidades. Un fallo que llegó después de que el equipo de Corripio retirase el recurso ante el Supremo que habían interpuesto sus antecesores para seguir pleiteando contra la fusión. Pero la otra parte, una plataforma del Centro Asturiano, no retiró su recurso y el Alto Tribunal lo aceptó, obligando al Grupo a repetir las asambleas realizadas desde junio de 2011.

"Por primera vez asisto a una asamblea sin sentido. Hemos retirado un recurso al Supremo, con toda la buena voluntad, pero siendo unos pardillos, porque la otra parte no lo ha retirado y 227 socios (provenientes del Centro Asturiano) que ganaron tienen derecho a votar porque lo dice el Supremo. Y lo lógico es que si eran socios desde junio de 2011 quiere decir que el Centro Asturiano ya pertenecía al grupo. ¿Y dónde están las cuentas del Centro Asturiano?", criticó Fernández, que agregó: "Yo estos asuntos ya los voté en su momento, y no sé si vote sí o no, pero no lo voy a volver a votar. Me voy a ir, y pido a los socios que hagan lo mismo. Vayámonos, no voy a participar en este circo", proclamó antes de que le siguiesen otros 220 socios, entre ellos los elegidos para la mesa moderadora, que tuvo que volver a constituirse.

"Ese pleito estaba abocado al fracaso, por eso retiramos el recurso. Al recurso de la plataforma nos opusimos, porque no pensábamos que tuviéramos que estar hoy aquí volviendo a votar acuerdos", aclararon desde la directiva, aunque ya con la mitad del auditorio.

Hubo más intervenciones, pero girando sobre los asuntos que llevan meses, o incluso años, coleando: la lista de morosos del Centro Asturiano, cuántos socios del mismo tienen derecho a entrar al Grupo, si la entidad de Mareo no aprobó sus cuentas durante años o si el voto debe ser secreto. Debates en los que el Grupo no avanza y sigue enquistado. Y de forma alarmante a tenor de la escena vivida ayer.