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Cetrería, redes, varillas y cierres eléctricos, alternativas más eficaces

La mayoría de los métodos empleados por hosteleros gijoneses para intentar ahuyentar a las aves de sus terrazas no han resultado todo lo eficaces que desearían. "Los búhos de cerámica -utilizados en algunos lugares- son muy bonitos y decorativos. Pero este sistema se diseñó para tener controlada la población de urracas en los cotos de caza", explica Jonás Sánchez, controlador de plagas, que también se refiere al escaso resultado dado por las bolsas de granulado o el sistema de ultrasonidos, puesto que está demostrado que las aves "apenas tienen olfato, y el rango auditivo de los humanos y las aves es igual, por lo que se necesitaría un sistema de emisión de sonido tan fuerte que sería realmente molesto para las personas".

La solución que parece acercarse más al atajo eficaz de este problema es llevar a cabo la protección del edificio para evitar que el ave anide en él o en cualquier recoveco del mismo, a través de métodos disuasorios como las varillas, sistema de redes o sistemas eléctricos, según explica el experto. Igualmente apunta a la puesta en marcha de métodos como la cetrería, con vuelos disuasorios de aves rapaces en lo alto de los edificios donde aguardan las gaviotas antes de bajar a las terrazas a por la comida con el objetivo de "reeducar a los pájaros para que ése no sea su espacio de alimento y vuelvan a la costa". Todo ello "no serviría de nada si no se hace constantemente y si no participan conjuntamente ciudadanía y el Ayuntamiento", asegura el experto. Para ello se pueden llevar a cabo campañas de concienciación de la ciudadanía y del trabajador, pues "será necesario que nunca haya restos de comida en las terrazas". La puesta en marcha de todas estas iniciativas lograría reducir "en torno a un 20% y un 30% de las aves que bajan a alimentarse a la terraza. El resto es insistir y esperar. Son actuaciones a largo plazo", sentencia el experto. Precisamente, la asociación hostelera OTEA desarrollará la campaña "Tengamos la tapa en paz" para concienciar a la ciudadanía del perjuicio causado por el incremento de palomas y gaviotas. La consideración de estas potenciales plagas empieza a ser vista ya por muchos ayuntamientos. "Es necesario empezar a determinar partidas presupuestarias para trabajar con el control de aves y la erradicación de su extensión, del mismo modo que se hace con las cucarachas y las ratas", agrega Sánchez. El Ayuntamiento de Gijón anualmente realiza la evacuación de huevos y nidos de palomas y gaviotas, pero, según parece, es necesario un control municipal mayor y con métodos más variados.

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