Iván González Fresno, el presunto parricida de 32 años acusado de asfixiar hasta la muerte a su madre en noviembre de 2016 en el domicilio familiar del barrio de Monteana, permanece en el Centro Penitenciario de Villabona a la espera de la celebración del juicio por estos hechos, consciente de lo que ha sucedido y participando activamente en las actividades que le proponen en prisión. La Fiscalía le considera autor de un delito de asesinato cualificado por la alevosía, con la concurrencia de la eximente de enajenación mental, la atenuante de confesión y el agravante de parentesco y pide para él su absolución con internamiento en un centro psiquiátrico durante veinte años, la privación de tenencia y porte de armas durante ese tiempo y otros diez años más de libertad vigilada con la obligación de someterse a un tratamiento externo de la enfermedad con un control periódico.

Por su parte, la defensa de Iván González -desempeñada por la abogada Yolanda Payo- califica la muerte de María Milagros Fresno, "Marimí", de 54 años, como un delito de homicidio con la eximente de enajenación mental, atenuante de confesión y agravante de parentesco al entender que no existió alevosía en la acción de su representado puesto que la fallecida se defendió cuando el joven la estranguló. La letrada basa su defensa en que, en el momento de la comisión del hecho delictivo, Iván González sufría un trastorno mental y del comportamiento compatible con una grave enfermedad de la que no estaba siendo tratado. De hecho, tras decretar la jueza su ingreso en la unidad de psiquiatría del HUCA, donde estuvo internado un mes, los médicos le diagnosticaron una "grave enfermedad mental" de la que está siendo tratado convenientemente, un tratamiento que le ha permitido tomar conciencia de lo ocurrido en noviembre del año pasado. En base a este dictamen, su abogada solicitará su libre absolución y su ingreso en un centro psiquiátrico durante un periodo no superior a los trece años y -del mismo modo que la Fiscalía- diez años de libertad vigilada con la obligación de someterse a tratamiento externo con un control periódico.

En la vista oral también se personará la familia de la víctima y del acusado -el padre de Iván González y sus dos hermanas- en calidad de acusación particular y estarán representados por el letrado Eladio Rico. Lo hacen para denunciar que Iván González "no estaba siendo correctamente tratado ni controlado por el Servicio de Salud del Principado, sino que sólo recibía atención por acoso laboral de una terapeuta psicóloga y sin más control de su psiquiatra pese a que había tenido un ingreso hospitalario a consecuencia de una crisis aguda ocurrida en junio de 2016". Por ello, solicitan su libre absolución por "enajenación mental" y una medida de internamiento en un centro psiquiátrico "adecuado a sus graves padecimientos, donde sea tratado correctamente de su enfermedad y se facilite su curación e integración en la comunidad".

Tanto el marido como las hijas de la fallecida, a la sazón padre y hermanas de Iván González, están seguros de que la muerte de "Marimí" Fresno se produjo por un "defecto en la asistencia psiquiátrica que genera responsabilidad en el Sespa" y que, como anuncian por medio de su abogado Eladio Rico, será exigida en un proceso posterior una vez finalizado el juicio.

Los hechos, que se juzgarán mediante un Tribunal del Jurado con fecha por determinar, ocurrieron el 29 de noviembre de 2016. De madrugada, Iván González se dirigió supuestamente al salón donde dormía su madre y la asfixió. Después salió de casa y se entregó en la Comisaría de El Natahoyo, donde confesó haber matado a su madre sin saber explicar los motivos. Tras exponer su versión de los hechos, el Juzgado de Instrucción número 2 de Gijón, y a petición de la Fiscalía, ordenó su ingreso en prisión. Era el 1 de diciembre del año pasado. Ese mismo día fue trasladado al HUCA para ser sometido a un examen psiquiátrico que requirió la magistrada para conocer su estado. Iván González permaneció ingresado allí hasta mediados de enero, mes en el que los médicos evaluaron su estado mental.

La conclusión a la que llegaron, después de poco más de un mes de observación, es que Iván González padecía una grave enfermedad mental que se remonta, al menos, a dos años atrás pero sin recibir por ello un tratamiento médico psiquiátrico adecuado para tratar la alteración de las facultades intelectivas y volitivas que le provoca la enfermedad. Fue entonces cuando comenzó a recibir un tratamiento adecuado que le devolvió a la realidad. Gracias a la nueva medicación que le recetaron, y que se ajusta a sus necesidades, tomó conciencia de su enfermedad, se percató de la ausencia de su madre y comenzó a mostrarse arrepentido por lo que sucedió en noviembre del año pasado. Junto a él, y a la espera de fijarse una fecha para la celebración de la vista oral, están apoyándole tanto su padre como sus hermanas.