A la una del mediodía del lunes, un joven vecino de Oviedo fue a dar de comer a los dos perros que tiene como mascotas en una casa alquilada en Castrillón, como todos los días. Cuatro horas más tarde, un vecino de Tremañes, en Gijón, disparó con una escopeta de balines contra ambos canes para alejarlos de su finca. ¿Cómo llegaron hasta allí? La investigación de esta rocambolesca historia sigue abierta para esclarecer cómo recorrieron los dos perros -una hembra de la raza american bully de tres años y un macho mestizo de tamaño medio nacido en 2013- los casi 40 kilómetros de distancias entre ambos municipios.

En torno a las cinco de la tarde del lunes, se oyeron disparos en Tremañes, a resulta de los cuales un perro resultó herido en una pata, por la que sangraba mucho. La Policía Nacional se desplazó al lugar -también acudió la Local- y se hizo cargo del animal herido. Al tiempo, localizaron a un vecino de la zona como responsable de los tiros. El hombre, que carecía de antecedentes, aseguró a los agentes que hizo los disparos "para evitar que montasen a mis perras". El acusado colaboró con los agentes en todo lo que le requirieron durante la investigación, accediendo a un registro de su vivienda y entregándoles la escopeta con la que había abierto fuego contra los dos perros. Fruto de su colaboración en el caso, y a causa la ausencia de detenciones previas, fue puesto en libertad tras tomarle declaración, con la advertencia de que comparezca ante la autoridad judicial cuando sea requerido para ello.

En lo que el autor confeso de los disparos explicaba sus motivos en Comisaría, otros agentes trasladaban al perro herido a un centro veterinario donde se le practicaron las primeras curas, y se le dieron antibióticos y antiinflamatorios. Los agentes alertaron al lacero de los hechos para que recogiese al perro y lo trasladase al albergue de Serín. "El perro está herido y dolorido pero al menos no tiene huesos rotos", tranquilizan responsables del centro. Pero poco después volvió a sonar el teléfono. "Los vecinos de Tremañes denuncian que hay otro perro potencialmente peligroso en la misma zona", le dijeron al lacero en la policía.

En efecto, una perra estaba por la zona pero "para nada agresiva, era dócil y parecía asustada", dicen en el albergue. Resultó ser el otro can que desapareció de Castrillón y al que vecinos de la zona de Tremañes vieron caminar junto al animal que sufrió los disparos. El segundo ejemplar canino también fue conducido al veterinario para una exploración, al presentar heridas superficiales, y posteriormente conducido al albergue de Serín a la espera de localizar al dueño. Ambos perros tenían chip.

Una vez localizado al dueño, éste aseguró que le habían robado los perros, a los que vio por última vez al mediodía del lunes tras darles de comer. Cuatro horas más tarde se produjeron los disparos contra ellos. Al no residir habitualmente en la vivienda de Castrillón, alguien pudo abrir la puerta -barrunta el joven- y provocar que los perros se escapasen. En la mañana de ayer, el dueño, preocupado al conocer la noticia, prestó declaración ante la Policía Nacional pero no acudió al albergue, donde le esperaron hasta media hora más tarde del cierre habitual, a recoger a sus mascotas.