Estaba recién remodelada la plaza del Seis de Agosto con la estatua de Jovellanos en su lugar y con un aparcamiento subterráneo en funcionamiento. Era el 181 aniversario de la vuelta del ilustrado de su exilio en Bellver, Mallorca. Se empezaba ese 1992 con la costumbre, de colocar ramos de flores al pie de la estatua por parte de diversas entidades. Nos cuenta Jaime Poncela, "la estatua hubo de ser limpiada la misma mañana por funcionarios de Emulsa porque amaneció con pintadas".