"Entró fuera de sí, no razonaba" y comenzó a agredir a una enfermera. Una joven menor de edad, y que se había escapado supuestamente de un centro de menores, ingresó en la madrugada del domingo al lunes en el Servicio de Urgencias de Atención Primaria (SUAP) del Ambulatorio Puerta de la Villa en estado de nerviosismo, con una enorme violencia en sus impulsos, tras el consumo de drogas. Cuando el personal quiso atenderla para paliar su situación, la emprendió a golpes con la enfermera y la doctora que la asistieron por su crisis. Ambas sufrieron contusiones de carácter leve en los brazos y el pecho al intentar calmar a la paciente que acabó detenida por agentes de la Policía Nacional que la trasladaron al hospital de Jove.

Los hechos ocurrieron en la noche del domingo al lunes de esta semana. La joven de 17 años acudió al centro sanitario acompañada de un amigo con el que supuestamente había consumido sustancias estupefacientes. La reacción a las drogas ingeridas provocó en ella un cuadro de agresividad y un nerviosismo violento que impedían a la joven razonar ante cualquier pregunta o estímulo. La enfermera que se dispuso a atenderla y calmarla fue la primera víctima de su agresión. Comenzó a darle golpes y patadas en el cuerpo -manos y pecho principalmente- hasta que intervino para mediar en la situación una doctora, que también resultó herida de carácter leve a consecuencia de los golpes de la joven.

"La gente puede pensar que son sólo golpes que causan heridas leves o contusiones, pero es un hecho muy grave; porque la chica no estaba armada, pero si llega a tener un arma blanca, por ejemplo, podría haber matado a alguien", valora Javier Alberdi, presidente del Sindicato Médico Profesional de Asturias (SIMPA). Alberdi invita a todo el personal médico a denunciar cualquier situación agresiva, física o verbal, de la que sean víctimas en su puesto de trabajo. "En toda España cada vez aumentan más este tipo de situaciones, desgraciadamente esto no es un caso aislado, está generalizado y hay que ponerle coto ya", añade Alberdi.

Ni la enfermera ni la doctora lograron detener ni controlar la violencia de la joven. Requirieron entonces la presencia del personal de seguridad que trabaja en el ambulatorio Puerta de la Villa, el único centro en Gijón que cuenta con seguridad desde que hace unos años intentaron robar allí material radiológico. Pero el empleado en cuestión no permanece constantemente en Urgencias; la noche de los hechos, el vigilante de seguridad se encontraba haciendo ronda por las instalaciones pero le avisaron rápido y le dio tiempo a bajar a Urgencias para combatir la situación y así proteger a las dos sanitarias. Fue él quien redujo a la joven, que en ningún momento depuso su actitud violenta, a la espera de que llegase la Policía Nacional, también alertada por estos hechos.

Hasta el ambulatorio se desplazó una patrulla del Cuerpo Nacional de Policía pero ni con ésas. Con la llegada de los agentes tampoco se calmó la situación y la joven prosiguió con su actitud violenta, incluso se mostró agresiva con los propios policías que decidieron detenerla por la agresión. No obstante y ante su estado, optaron por trasladarla hasta el hospital de Jove. Lo hicieron por precaución y ante la ingesta de sustancias estupefacientes que podrían provocar que se agravase el cuadro o incluso un paro cardíaco fruto de las drogas. Al identificarla comprobaron que la joven se había escapado de un centro de menores donde estaba residiendo.

Tras ser examinada y tratada de la ingesta de drogas se procedió a darle el alta hospitalaria. En lo relativo a la agresión, quedó en libertad con cargos en Comisaría por un delito de atentado, que establece el Código Penal ante cualquier agresión al personal sanitario, castigado con penas de prisión de entre uno y cuatro años.