Un vecino de Gijón, natural de Villaviciosa y de 36 años, ha sido absuelto de los delitos de violencia de género habitual y de dos delitos de maltrato de obra -contra su esposa y la hija de ella- de los que estaba acusado, tanto por la Fiscalía como por la acusación particular, y por los que se enfrentaba a una pena de prisión de cuatro años y seis meses así como al pago de 4.000 euros por daños morales. Pero juez, al no existir ni una sola prueba que enerve su presunción de inocencia, decretó la libre absolución.

Como cabe pensar por la naturaleza de los hechos, en el juicio, celebrado en el Juzgado de lo Penal número 4 de Oviedo -aunque la denuncia se presentó en Gijón-, ambos ofrecieron versiones distintas de los hechos. La supuesta víctima aseguró en la vista oral que el acusado "la humillaba habitualmente, diciéndole que era una inútil, y la amenazaba". También la hija adolescente declaró que una vez vivieron juntas un episodio violento en el bar que regentaba el matrimonio, teniendo que intervenir la policía, por la actitud del marido de su madre. Por contra, el acusado, representado por el abogado Rodrigo Gómez, negó haber agredido nunca ni a su mujer ni a la hija de ésta y mucho menos "haber amenazado con un cuchillo ni haberla tirado contra un sofá" como ella aseguraba.

El juez asegura en su sentencia que los testimonios de madre e hija "no cuentan con elementos objetivos que corroboren" esta versión de los hechos. Lo hace al considerar "llamativo" que no exista "ni un solo parte médico" que dé constancia de las lesiones que le provocaron las supuestas agresiones. Tampoco las testificales de los agentes de la Policía Local de Gijón "aportan nada que permita otorgar mayor crédito a la versión de la denunciante". Ellos fueron comisionados en el bar por un tercero que alertó de los fuertes gritos que provenían del interior del establecimiento. Ambos agentes coincidieron en sede judicial en que "las partes les dijeron que habían tenido una simple discusión" mas no apreciaron indicios de nada más.

El juez se extraña, incluso, que la acusación particular no presentase como testigos ni a las amigas de la supuesta víctima, de las que aseguró fueron testigos de las amenazas, ni tampoco al tutor escolar de su hija, que según relató la mujer, "le preguntó qué le pasaba" en alguna ocasión al ver que en ocasiones "lloraba y estaba ida".

Por su parte, la Fiscalía trató de demostrar que este gijonés, casado desde 2011 con la denunciante, sometía a su mujer a "numerosas agresiones físicas en las cuales fue golpeada y empujada" además de "un trato vejatorio, humillante y amedrentador" con expresiones del tipo "no vales para nada, puta, me debes respeto por ser tu marido, desagradecida; de la cárcel se sale pero del cementerio no". Todo ello desde que contrajeron matrimonio hasta su separación en abril de 2016 y bajo el mismo techo, en el que también convivían la hija de ambos, menor de edad, y una adolescente de 17 años hija sólo de la mujer. En palabras del Fiscal la maltrataba "de manera reiterada y sostenida en el tiempo con la intención de quebrantar la salud física y psíquica de su mujer".

No obstante, el juez ha fallado en favor del acusado decretando su libre absolución e incluso ha desestimado el recurso de apelación interpuesto por la falsa víctima aunque declaró las costas de oficio al no apreciar "temeridad o mala fe" en la actuación de la acusación particular.