El diputado de Esquerra admitió que hace una década no pensaban que pudiera llegar a darse la situación actual, pero "a veces la historia coge velocidad como un caballo desbocado y está ocurriendo algo que no habíamos previsto. En 2004 los independentistas éramos un 12% a un 14%" y lo que veían entonces factible era conseguir un estado federal. Pero "la historia se ha acelerado, sea por la crisis económica, sea por la incapacidad del Estado español de reconocerse como un estado plurinacional, pluricultural y plurilingüístico, sea por la razón que fuere, esto ha cogido velocidad".

Tardá y otros contertulios atribuyeron la situación al gobierno central del PP. "Cuando los escoceses en un 44% votaron independencia, Edimburgo y Londres negociaron. Al cabo de dos años, los catalanes en un 48%, que es menos de la mitad, pero es más que los escoceses, votamos independencia, Madrid en vez de negociar dijo que ni quería ni podía. De manera que ahora estamos ante un choque entre dos legitimidades y dos legalidades que nacen de las urnas. El señor Rajoy no tiene nada que ver con la derecha británica, que ellos sí que negociaron. Ya no les hablo de cómo noruegos y suecos negociaron a principios del siglo XX la separación", indicó.

Respecto a qué pasará si se puede votar en unas zonas de Cataluña y no en otras por la retirada de urnas señaló que "no hemos fijado nunca un umbral en la participación, porque estaríamos estimulando la abstención. Vamos a ver cómo se desarrolla el día de autos. Es cierto que si no fuera normal, el debate de la participación dejaría de ser prioritario. Pero nosotros no contemplamos que no se pueda celebrar de forma normal, porque la respuesta de los ayuntamientos ha sido extraordinaria", incluyendo el de Barcelona.

El fin de la mili

Más contundente fue Óscar Simón, de la Coordinadora Nacional de la CUP, quien apuntó que "si se atreven a venir a quitarnos las urnas, ese día se proclama la independencia" y resaltó que "el 1-O es un referéndum vinculante, si no lo fuera no estarían haciendo lo que están haciendo".

Tanto Simón como Quim Sopena, de la Coordinadora de Catalunya en Comú coincidieron en que lo que aceleró la historia fue la anulación del estatuto de Cataluña que habían votado los catalanes. Sopena, que comenzó indicando que él no es independentista, pero si apoya el derecho a decidir, indicó que "el referéndum tiene que tener posteriormente efectos claros" y que el 80% de la población de Cataluña está por el derecho a decidir. Opinó que "el índice de participación será determinante" sobre los efectos.

Respecto a la respuesta judicial del Estado, Sopena la comparó con la insumisión al servicio militar obligatorio: "La última vez que iban a entrar 800 personas en la cárcel en España, se acabó la mili". Para el representante de Catalunya en Comú, "el PP está ciego, sordo y mudo hacia Cataluña y sin ninguna propuesta. Estamos en la crisis más importantes del régimen de 1978, crisis del sistema de Estado".