"Estamos un poco perdidos, no tenemos un papel definido y nos sentimos un poco olvidados. Además tenemos que cambiar esa visión de que somos 'ninis' y que sí trabajamos, sí estudiamos y sí nos implicamos en movimientos sociales". Lisset Realpe es ecuatoriana, y a sus 27 años, más de la mitad, 15, los ha pasado en España. Y ayer quiso lanzar un mensaje reivindicativo en un coloquio sobre "El papel de la juventud en la sociedad actual", organizado por el Foro de Pensamiento Social de Asturias.

Fue una de las componentes de una mesa redonda celebrada en el Antiguo Instituto en la que se puso el acento en el daño que ha hecho la crisis económica a la juventud; la necesidad de cambiar los hábitos educativos para poder encontrar más emprendedores, o también el papel que juega la Iglesia en las generaciones más actuales.

Noemí Carro, graduada en filosofía y escritora, pide reflexionar sobre el final de la etapa formativa: "El salto al mercado laboral es una gran laguna en todos los planes educativos. Trabajo con chavales de 16 años porque soy monitora de campamentos, y cuando les pregunto el motivo por el que quieren ser algo concreto en su vida, no saben contestar".

Los jóvenes participantes en el debate hablaron de la necesidad de afrontar proyectos diferentes, y por cuenta propia, "en los que es preciso creer", estiman. "Hay que naturalizar desde pequeños que hay otras opciones de perspectiva laboral, más allá del trabajador por cuenta ajena, y es muy importante luchar para sacar adelante proyectos independientes, tener una visión directa de lo que se quiere hacer y cómo, y sacarlo hacia adelante", señala Begoña Menéndez, gerente de la Asociación de Jóvenes Empresarios de Asturias.

La socióloga Ana Tejero fue la moderadora de un coloquio en el que se analizó el impacto de la crisis económica en una generación que se ha formado mejor que sus padres, pero que no ha encontrado su recompensa. "Es una crisis que ha generado unas cicatrices entre las generaciones de veinteañeros. Esta crisis no ha sido igual para todos, hay un agravio comparativo de jóvenes a adultos, porque los primeros salen peor parados, y los que son de clase trabajadora y de una extracción social baja o medio baja mucho más", resalta Alessandro Gentile, profesor de Sociología en la Universidad de Zaragoza.

Esa circunstancia, que ha afectado a muchos hogares, hace que los jóvenes reclamen medidas para salir adelante. "En primer lugar hay que fomentar la participación juvenil, porque estamos olvidados en todas las políticas que se llevan a cabo", reclama Lisset Realpe, que recuerda que "con un 45% de paro juvenil algo habrá que hacer para sacarnos de ese agujero en el que vivimos de precarización del empleo".

Religión y música

Pero más allá del plano laboral y de la circunstancia de encontrar un espacio en la vida, el debate acometió otros asuntos, como la importancia que puede tener la religión o la música entre los jóvenes. Luis Nicieza, estudiante y rapero, habla de educación y espiritualidad. "Hay que renovar las formas en las que se intenta llegar a los jóvenes porque la Iglesia está anticuada y no se encuentra el lenguaje", destaca, antes de añadir que "soy católico, pero critico a la Iglesia porque está anclada en ideas antiguas que echan atrás a muchos jóvenes". También comenta Nicieza con respecto a la música que "estamos acostumbrados a que la música popular sea superficial, y que esté anclada en una temática concreta como el amor, y que fuera de eso no se toca ningún tema y está desaprovechada".