No son días fáciles para los muchos residentes en Cataluña que proceden de otros puntos de España. Entre ellos hay opiniones de diferentes colores pero, en mayor o menor grado, siempre existe un poso de preocupación tras la declaración unilateral de independencia acordada hoy por el Parlamento de Cataluña. "Frustración", "tristeza" o "rabia" son palabras que usan los gijoneses que viven allí para calificar su sentimiento ante la deriva de la situación en Cataluña

Aunque tuvieron que hacer frente a la rutina diaria de trabajo o estudios, no ha sido un día del todo normal para muchos ellos. Carlos Fernández, gijonés de 34 años, es analista de datos en una empresa energética y lleva cuatro años en Barcelona. "Ni yo ni mi entorno tenemos ningún temor importante porque confiamos en las herramientas del estado de derecho", asegura. Por eso, añade, "no tengo miedo a perder el puesto de trabajo ni calidad de vida", aunque sí señala "otra cuestión más importante y dolorosa". Y agrega: "Me he distanciado de conocidos, y otros habrán decidido hacerlo conmigo, por cuestión política; aquí hay que tener cuidado de las opiniones que se dan en el trabajo o delante de un grupo de personas que no conoces". Eso sí, tiene claro, que "todos, no independentistas e independentistas, sabemos que esta declaración de independencia es algo simbólico que no tendrá ningún recorrido".

Miguel Tuñón, también gijonés, trabaja en ciberseguridad en una empresa radicada en Barcelona. No pasó, precisamente, una buena mañana de trabajo en su puesto. "Estuve con los cascos puestos, en silencio; con lágrimas en los ojos prácticamente", cuenta. En su entorno laboral "hay independentistas y no independentistas, unos lo celebraban y otros estaban tristes, pero no hay tensión porque la confianza nos hace superarla". Su postura la tiene clara: "No reconozco la validez de la votación ni de la república catalana". Lo cual no le resta tensión emocional a su situación personal. "Por momentos me estoy planteando irme a Madrid, y me fastidia porque aquí me tratan muy bien y sé que nadie me obligaría a irme, pero, en cierto modo, siento la necesidad de vivir en mi país si llegase el momento dado", expresa emocionado.

Juan Manso, es otro gijonés, de 26 años, que lleva ocho viviendo en Barcelona, donde ejerce de enfermero. "Existe una fuerte tensión en el ambiente barcelonés y en su población. La gente está pendiente de los medios de comunicación, atentos a cuál será el siguiente movimiento de Gobierno o del 'Parlament'. El momento más tenso se vivió quizás el 1-O, cuando las calles estaban llenas de gente queriendo votar y policías nacionales y guardias civiles impidiendo que lo hagan. Parece que la situación es de máxima tensión y parece que ninguno de los partidos mayoritarios que hay tanto en el "Parlament" como en el Congreso de los Diputados tenga mucha predisposición a arreglar la situación", opina.

En Barcelona también existe alguna peña sportinguista, como es el caso de la que lleva el nombre de Quini y preside el langreano Dani Fernández. Bajo su punto de vista, "esto de hoy y del último mes es un circo más que otra cosa". "Estuvimos bastante pendientes de la tele a ver qué decían, pero se sabía lo que iba a salir. No me creo nada, a ver lo que pasa en los próximos días. Estoy expectante aunque creo que no va a pasar nada", agrega. En su caso, siente "más que tristeza, vergüenza por ver cómo están actuando los políticos de Cataluña y en España. Si no puedes hacer una declaración de independencia, no la hagas; yo tengo un sentimiento de rabia por ello, pero aquí no hay tanta tensión como se pinta", sentencia.