Un joven de 28 años y vecino de Nuevo Roces se enfrentará el próximo mes de diciembre a una pena de doce años de prisión, en la que ya se encuentra de forma preventiva, por violar supuestamente a una mujer a la que asaltó en el coche de ella cuando se detuvo en un semáforo camino del trabajo el pasado mes de marzo. Por lo pronto, ayer declaró como acusado de otra agresión sexual cometida en 2012 contra una taxista a la que manoseó por todo el cuerpo antes de que la mujer pudiera zafarse del ataque.

"En 2012 no trabajaba, estaba en paro y no tenía dinero; era imposible que pudiera costearme un taxi", justificó el procesado, durante la vista oral celebrada ayer en el Juzgado de lo Penal número 3 de Gijón, para negar los hechos que se le imputan y por los que podría ser condenado a un año de cárcel y otro más de prohibición de aproximarse a menos de 300 metros de la víctima ni comunicarse con ella.

La víctima de esta agresión perpetrada a las 8 de la mañana del 19 de diciembre de 2012 -un hombre de pelo corto y moreno se subió a la parte trasera del taxi que conducía la denunciante y le pidió a la conductora que le llevase hasta la avenida de Roces, pero al llegar a la altura del camín de la Braña la instó a parar para dejarle allí, comenzando entonces a "abrazarla y manosearla por todo el cuerpo sin su consentimiento" hasta que ella logró repeler la agresión, al punto de lograr que el atacante huyese- declaró ayer tras un biombo para evitar el contacto visual con el acusado. Con la voz temblorosa y muy nerviosa dijo estar segura en "un noventa por ciento" de que el joven sentado en el banquillo fue su atacante. "Pero no lo puedo asegurar", añadió a preguntas de la defensa que solicitó la libre absolución para su cliente.

No obstante, y como destacó el fiscal en sus conclusiones definitivas, la mujer sí le reconoció "sin ningún género de dudas" tanto en sede policial como en la rueda de reconocimiento practicada en el Juzgado, como corroboró la agente de la Policía Nacional que realizó el atestado. "Han pasado cinco años y está nerviosa, pero no tenemos duda de que el acusado es responsable", sostuvo el Ministerio Fiscal para reafirmarse en su petición inicial de privación de libertad durante un año y el pago de una indemnización de 200 euros por los daños morales ocasionados, así como la prohibición de aproximarse, ni comunicarse, a menos de 300 metros de ella. Quedó visto para sentencia.

Cinco años después, una nueva agresión sexual

¿Y por qué se juzga ahora al joven por estos hechos ocurridos en 2012? Cinco años después, la minuciosa labor que desempeñan los agentes de la Unidad de Familia y Mujer (Ufam) de la Policía Nacional permitió relacionarle, dadas las coincidencias existentes en la forma de actuar, tras ser detenido en el mes de marzo de este año por violar supuestamente a otra mujer a la que también asaltó a bordo del vehículo de ella.

En este último caso, ocurrido entre las 5.30 y 6.30 horas de la mañana del 14 de marzo de este año, la agresión sexual se consumó a todos los efectos. También en este caso figura como único acusado el joven de Nuevo Roces, que se entregó en Comisaría el día 21 del mismo mes, consciente de que la investigación policial enfocaba hacia él. Acudió con un abogado particular y declaró que el acto sexual había sido consentido, una versión que mantuvo en sede judicial. Pero entonces, a petición de Fiscalía, se decretó su ingreso en prisión provisional, comunicada y sin fianza.

El por qué de la decisión está, según acusación de Fiscalía, en que la mujer agredida, de 51 años, se dirigía a su trabajo en coche por la carretera del Obispo y, al detenerse en un semáforo en rojo, el procesado se montó en el asiento del copiloto exhibiendo un arma blanca que le puso en el cuello, conminándola a que condujera hasta un descampado de la avenida de Roces. Allí, la víctima trató de huir pero su atacante la asió del pelo y la volvió a meter en el coche. Allí la obligó a mantener relaciones sexuales completas sin preservativo en dos ocasiones. Por ello, la Fiscalía reclama que se le condene a 12 años de cárcel por un delito continuado de agresión sexual, otros doce de alejamiento -no podrá aproximarse a menos de 500 metros- y una indemnización de 3.000 euros a su víctima.