"Cuando era pequeña, con ocho o nueve años, quería ser enfermera y sevillana. Me gustaba curar a la gente, y también la cosa del baile, los vestidos y los volantes. Incluso llegue a hacer el bachillerato de ciencias sin entender matemáticas. Pero un día vi actuar a Concha Velasco y me fascinó. Decidí que quería ser como ella. La admiro muchísimo". Verónica Forqué, que ha sido distinguida con el "Premio Nacho Martínez" del Festival Internacional de Cine de Gijón (FICX), ha destacado que "en el escenario soy más incluso que en la propia vida, es un lugar de mucho gozo para mí".

La actriz, con 46 años de profesión a sus espaldas, goza de una amplia trayectoria en televisión, cine y teatro. En el cine destacó con cuatro "Premios Goya": con "El año de las luces" (Fernando Trueba, 1986) y "Moros y Cristianos (Luis García Berlanga, 1987) como "Mejor Actriz de Reparto"; con "La vida alegre" (Fernando Colomo, 1987) y "El cuarto lo alcanzó con Kika (Pedro Almodóvar, 1993) como "Mejor Actriz Protagonista".

En un acto esta tarde en el Antiguo Instituto, previo a la inauguración del FICX, Forqué ha resaltado que "soy una persona que afortunadamente he podido vivir toda la vida de mi trabajo, y en algo que me gusta tanto" y ha añadido que "en esta profesión no hay tanto trabajo para tanta gente. Hay que tener mucha confianza y fe en uno mismo para seguir adelante".

Además la actriz ha destacado que "para mí la gran revolución del siglo XX ha sido la revolución feminista, aunque queda muchísimo por recorrer en la sociedad civilizada, y todavía cuando las mujeres pasamos de los cuarenta años y dejamos de ser sexualmente atractivas pasamos a otras categorías y es difícil que nos den papeles". Aún así apuntó con un tono irónico que "ahora la mayoría de películas las dirigen los hombres y les gustan más las actrices jóvenes. Aunque es algo que lo comprendo, porque a mí también me gustan más los hombres jóvenes que los de sesenta".