El hábito sanitario de que los pacientes que se van a someter a una cirugía programada ingresan en Cabueñes la tarde del día antes para garantizar su adecuada preparación preoperatoria es posible que empiece a caer en desuso. Porque en una gran mayoría de pacientes ese ingreso adelantado no aporta seguridad ni comodidad. Y además, es un gasto innecesario. Así lo han demostrado dos facultativos de Urología cuyo trabajo de revisión sobre el cambio de hábito en estos ingresos recibía ayer la mención especial en la XIII Edición de los premios de calidad del hospital de Cabueñes.

Tras una revisión de los 774 procedimientos quirúrgicos programados realizados por Urología entre septiembre de 2016 y junio de este año, el 66% de los cuales se llevó a cabo con ingreso en el mismo día de la operación, los médicos Rebeca Blanco Fernández e Iván González Rodríguez constataron que los pacientes beneficiados del ingreso el mismo día no sufrieron ninguna complicación derivada. Tampoco hubo suspensiones de cirugías achacables a ese ingreso anticipado. Por contra, tanto el personal como los enfermos se mostraban más favorables a ese cambio -el 82% de los pacientes aseguraba que escogería siempre el ingreso el mismo día- y, como guinda, se calculó un ahorro de 108.000 euros entre estancias hospitalarias y otros varios.

"Creemos que esto mismo puede ser aplicable al resto de servicios quirúrgicos de Cabueñes y, por extensión, del Sespa", indicó Rebeca Blanco, encargada de presentar el estudio en un hospital que se prepara para una importante obra de renovación y mejora de depedencias, equipamientos e instalaciones. La especialista admitió que cuando se planteó en Cabueñes cambiar ese hábito de que los ingresos "hubo reticencias porque se creía que podía acabar siendo causa de suspensiones de cirugías y dábamos por supuesto que el paciente estaba más cómodo durmiendo en el hospital". Pero nada era cierto: el ingreso anticipado se hace sin merma asistencial ni de seguridad, y es menos costoso para el sistema. Eso sí, no todo el mundo se puede beneficiar porque pacientes con medicaciones que hay que ajustar antes de la cirugía deberán pasar la noche en Cabueñes.

El citado trabajo fue uno de los seis que ayer demostraron, con premio incluido, que la calidad en materia sanitaria tiene muchos frentes por donde explorar. El premio a la Calidad Asistencial se lo llevó un grupo de matronas -Paloma Esparza, Judit López, Belén Vega- con el ginecólogo Javier Arenas, la enfermera Ángeles Tobón y la técnico de salud Amalia Franco, por el seguimiento del beneficio que implica que los embarazos de bajo riesgo pasen de ser controlados en el hospital para serlo en los centros de salud. Sólo esa medida, sin menos número de controles ni otros cambios, podría aportar un ahorro de 175.000 euros al semestre. El premio a la "Continuidad asistencial" lo recogió Inmaculada García Arboleda, por el trabajo en el que presentó la creación de una unidad de ostomías en el área sanitaria V, que resulta de gran ayuda para pacientes. El premio a la "Seguridad clínica" lo consiguió Begoña Calleja que explicó todo el programa que se desarrolla en Cabueñes de educación sanitaria para pacientes y familias en casos de ictus agudos; el premio "Eficiencia en el uso de recursos" fue para Jove, liderado por Isabel Álvarez Miranda, por su programa de cribado del cáncer de cuello uterino con determinación del virus del papiloma humano y citología en el hospital de Jove" y el de "Ética asistencial-Dr. Mariano Lacort" lo recogió María del Carmen Álvarez Bada, por su reflexión, con propuestas de mejora, sobre el trabajo en equipo en unidades de alto riesgo.