Pese a que en el juicio declaró que "lo quería más que a muchas personas" y que su muerte le provocó "un ataque de ansiedad", el magistrado del Juzgado de lo Penal número 2, Luis Ortiz, ha condenado a un gijonés, vecino del Lauredal y que responde a las iniciales F. C. R., a una pena de diez meses de cárcel por un delito relativo a la protección de los animales domésticos al considerar probado que fue él quien arrojó a su perro, un cachorro de la raza teckel, por el hueco del ascensor de su domicilio en enero de este año. Un hecho que provocó la muerte del animal.

El ahora condenado se declaró inocente en la vista oral, celebrada el pasado 13 de noviembre, y aseguró que al volver de dar un paseo con su perro, sobre las dos del mediodía, entró en el ascensor con él pero la correa se partió. Entonces, dijo, escuchó "tres chillidos y me puse histérico, llorar, me dio un ataque de ansiedad y me fui". "Al perro lo mató el ascensor", declaró el ahora condenado.

Una versión que el técnico de ascensores que se desplazó al lugar de los hechos consideró "imposible material y técnicamente". A ello hay que sumar que durante el juicio, uno de los agentes de la Policía Local que intervino ratificó que el procesado dijo entonces "tanto cuento por un perro" amén no querer hacerse cargo del cuerpo de su mascota. El agente, además, aseguró que la correa estaba junto al animal en el foso del ascensor.

Por todo ello, F. C. R. ha sido condenado a diez meses de prisión por un delito relativo a la protección de animales domésticos y otros dos años y medio de prohibición de tenencia de animales.