La eficacia y la fiabilidad de los test de droga -tanto estas nuevas adquisiciones como la de los dispositivos que desde agosto de 2014 utiliza la Policía Local de Gijón, máquinas de mayor tamaño que se emplean en los controles fijos- están avaladas por la segunda muestra que se toma en dependencias policiales y que se envía a analizar al laboratorio. Allí se confirman la totalidad de los positivos obtenidos en el primer test.

"Si el primer test es positivo se procede a inmovilizar el vehículo al momento y se traslada al conductor a Comisaría para una segunda muestra de la saliva que es la que tiene validez para tramitar la denuncia posterior", explica el subinspector Prado. "Después de esa segunda prueba, y tras la cadena de custodia pertinente, se envía al laboratorio y, hasta el momento, el cien por cien de las muestras obtenidas por el primer test se han confirmado", añade.

Antes de la adquisición de los "drug wip" el porcentaje de positivos del total de controles era del cincuenta por ciento mientras que ahora está en el 25%. "No es porque haya menos, que quede claro, al contrario, ahora hay muchos más positivos pero se hacen también muchas más pruebas", matiza el subinspector Prado que quiere dejar claro que los controles no se hacen con ningún afán recaudatorio. El único objetivo es "mentalizar a la ciudadanía de que no se puede conducir bajo los efectos del alcohol ni las drogas porque transforman completamente a la persona y lo único que queremos evitar son daños personales y materiales". "Es increíble como cambia a las personas, muchos vuelven avergonzados al día siguiente tras pasar por el juzgado", reflexiona el subinspector Prado.