En vísperas de la Navidad, el equipo que gobierna el Ayuntamiento de Madrid ha tenido la ocurrencia de establecer calles peatonales exclusivas de subida y de bajada a la Puerta del Sol, y se ha armado la marimorena. El plan de movilidad diseñado por la Policía Local para el periodo navideño en la capital de España supone que la popular calle Preciados sólo se podrá transitar en dirección de Sol a Callao. Y al contrario la calle del Carmen, supuestamente para evitar aglomeraciones en el entorno de una de las zonas más concurridas de Madrid en las fiestas de diciembre y enero.

En Gijón, los más viejos del lugar hacen risas en los bares y en los chigres de este reciente capricho y recuerdan que en esta ciudad, hace más de medio siglo, en pleno apogeo del franquismo, se intentó una medida similar, sin demasiado éxito.en esta ciudad, hace más de medio siglo, en pleno apogeo del franquismo, se intentó una medida similar, sin demasiado éxito

Tal como relatan las crónicas de la época, en septiembre de 1959, el entonces alcalde de Gijón, Cecilio Olivier Sobera, publicó un edicto municipal en el que se ordenaba a los gijoneses transitar por la acera de la derecha. La iniciativa comenzaba en la calle de Fernández Vallín y seguía en Los Moros en su cruce con la calle Jovellanos. De manera que si un ciudadano quería encaminar sus pasos desde la plaza del Seis de Agosto hasta el paseo de Begoña, obligatoriamente tenía que caminar por la acera en la que se encuentra el hotel Hernán Cortés. Y al contrario para bajar desde Begoña hasta la plazuela que sirve de peana a la estatua de Jovellanos: sólo por la acera de Correos; siempre por la derecha.

Para obligar al cumplimiento de la norma, los agentes de la Guardia Municipal, situados en la esquina de Correos, imponían la circulación por la acera opuesta para quienes se dirigían calle arriba, "sin más excepción que los que llevan correspondencia a los buzones", según explicaba la prensa local de esos días.

Cecilio Olivier Sobera fue un alcalde breve. Designado para ocupar el cargo por el ministro de la Gobernación, tomó posesión a las siete de la tarde del sábado 15 de febrero de 1958, sustituyendo a José García-Bernardo y de la Sala, que había permanecido casi una década en el cargo. Relataba LA NUEVA ESPAÑA que García-Bernardo había recibido en su despacho al "ilustre militar don Cecilio Olivier" y que al salir de la reunión el regidor había comunicado que el nuevo alcalde de Gijón era ahora Cecilio Oliver. Además del asunto de la obligatoriedad de circular por las aceras de la derecha, Olivier tomó otras decisiones curiosas: la prohibición del uso de navajas, "haciendo cacheos en chigres, con excelentes resultados", y la negativa a permitir partidos de fútbol en la calle.la prohibición del uso de navajas, "haciendo cacheos en chigres, con excelentes resultados", y la negativa a permitir partidos de fútbol en la calle Tan a pecho se tomó la Policía Municipal el mandato del alcalde que entregó al Hogar de San José en pocos días unos cuantos balones requisados.