Con la gripe en niveles de epidemia y los acumulados que siempre generan los puentes festivos, en el centro de salud de El Llano ayer se dieron las claves básicas para que la saturación de las consultas y los retrasos en la atención sacaran de sus casillas a muchos usuarios.

Pacientes que soportaban más de tres horas de espera en las salas, población infantil que se desesperaba por la tardanza y el malestar propio, y la falta de posibilidades del personal para dar la respuesta adecuada generaron las protestas vecinales, que fueron incrementándose a medida que entraba la noche. "Si esta es la sanidad que nos espera en 2018, ya podemos desesperarnos", razonaba un afectado que exigía "medidas adecuadas para atender un momento epidémico que lleva semanas al descubierto. Esto no les ha pillado por sorpresa, hace días que estamos con este problema".

El caso del centro de salud de El Llano es paradigmático de la saturación que puede llegar a sufrir un dispositivo de la red de Primaria que atiende a un área demasiado amplia de población. De por sí, El Llano tiene una población asignada de más de 33.000 personas, un porcentaje significativo de los cuales son niños -se estima que casi el 12 por ciento es población pediátrica, la que más está concentrando la afectación de la gripe en Asturias-. Pero el centro es además el punto de referencia de las urgencias de atención continuada en los fines de semana y las noches de todo el año para la población de Contrueces, Severo Ochoa y Roces-Montevil, además de los propios de su zona básica. Eso supone una población de casi 90.000 habitantes, con mucha mayor cadencia de grupo de edad pediátrica y también de enfermos crónicos. Hace más de un año que se sabe que, sin que haya onda epidémica, la presión de atención nocturna en El Llano es el triple que en otros centros de salud.