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Las insuficiencias de unas infraestructuras culturales con 55.000 visitantes

El Museo Casa Natal Jovellanos carece de condiciones para "garantizar" sus fondos

La directora de las colecciones de Bellas Artes de la ciudad da la alarma en una comisión municipal por la situación de la instalación de Cimavilla

Sala dedicada a José María Navascués en el Museo Casa Natal Jovellanos.

El Museo Casa Natal Jovellanos, centro de referencia de los importantes fondos artísticoss gijonesas, "no reúne las condiciones necesarias ni para garantizar la conservación de la colección, ni para que el museo pueda desarrollar las funciones que le son propias". Es el diagnóstico que Lucía Peláez Tremols, directora de las instalaciones y exposiciones de Bellas Artes de la ciudad, hizo en una comisión municipal a finales del pasado mes de noviembre.

Esta alarma parece justificada, según las detalladas explicaciones que dio Lucía Peláez en una comparecencia a petición de Ana Castaño, concejala de Izquierda Unida (IU). Según la directora, el problema del Museo Casa Natal Jovellanos se remonta a los años sesenta, cuando la casona de Cimavilla en la que nació el gran ilustrado asturiano, "sufrió una reforma integral devastadora que alteró significativamente las características morfológicas del inmueble". Esos trabajos, que se realizaron entre 1968 y 1971, modificaron sustancialmente el aspecto original del inmueble. Además, se rediseñó el patio y la caja de la escalera; también se rehicieron tabiques, solerías y cielos rasos, con la actual redistribución de los espacios.

Desde aquella fecha cumple una doble función: la de museo de las colecciones artísticas gijonesas, excepción hecha del fondo de Nicanor Piñole que se conserva y expone en el museo homónimo, en la Plaza de Europa, y la de centro jovellanista que reúne enseres del ilustrado y su familia. Es decir, como afirma Lucía Peláez, a un edificio histórico se le dio una "nueva función museística". Sin embargo la intervención planteada no daba satisfacción a las necesidades, en ese capítulo, de una ciudad que ha incrementado considerablemente sus colecciones artísticas durante esos cuarenta y siete años transcurridos. El Museo Casa Natal Jovellanos y el Museo Nicanor Piñole reciben 55.000 visitantes al año, 40.000 el primero y 15.000 el segundo. Gijón tiene otras dos relevantes instalaciones de Bellas Artes: el Museo Barjola, de titularidad regional, y el Evaristo Valle, en Somió, que depende de una fundación privada. Es una tupida red museística de gran atractivo.

Lucía Peláez señaló en su informe varias carencias en el Museo Casa Natal Jovellanos que hacen muy difícil, por no decir imposible, la exposición y lucimiento de los fondos artísticos gijoneses. Tal y como publicó este periódico el pasado 4 de julio, esas limitaciones obligan a tener archivadas una cinco mil obras de arte, entre ellas un fondo tan importante como el "Legado Lledó-Suárez".

"Las salas de exposiciones sólo cuentan con 650 metros cuadrados, espacio manifiestamente insuficiente para presentar el patrimonio histórico-artístico de forma coherente y ordenada, ofreciendo una visión transversal del desarrollo cultural y artístico de la ciudad desde mediados del siglo XIX hasta nuestros días", afirmó la responsable de Bellas Artes. Sólo se pueden exponer unas cien obras "en un montaje lineal y muy condicionado por las características del propio espacio, que prácticamente sólo permite presentar obra pictórica".

El Museo Casa Natal Jovellanos alberga en sendas salas una muy notable muestra de piezas de José María Navascués y el "Retablo del mar", la obra capital de Sebastián Miranda. "Así pues, no es posible presentar otras colecciones como escultura de gran tamaño, artes industriales, fotografía, grabado, dibujo, vídeo y otras manifestaciones del arte contemporáneo...". Y más: "Esos fondos sólo ven la luz de forma ocasional en el marco de las exposicions temporales".

Lucía Peláez advierte de que esa falta de espacio "también impide cumplir con los compromisos adquiridos con muchos donantes que nos cedieron obras con la confianza de su exposición pública". Es el caso de citado "Legado Lledó-Suárez" (incluye piezas representativas de pintura europea desde los siglos XVI al XIX), las donaciones de Antonio Suárez, Rubio Camín, Juan Botas, Amador o Luis Pardo, entre otros. Pese a la importante demanda, las exposiciones temporales quedan reducidas a una sala de cien metros cuadrados.

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