Los niños gijoneses amanecieron ayer pronto. "Desde las cinco de la mañana estamos en danza", contaba el padre de una pequeña. Los nervios, las ganas y la ilusión por abrir los regalos que los Reyes Magos habían depositado en sus casas, hizo que muchos madrugasen. Sin embargo, a media mañana de ayer, eran aún pocos quienes disfrutaban ya en los espacios públicos de sus nuevos balones, bicicletas o patinetes. ¿El motivo? Antes había que completar el recorrido, su cabalgata particular, por casas de tíos y abuelos para recoger todos sus presentes.

Es el caso de Elva e Iria Ruiz de Lara -de 9 y 5 años- y su primo Rodrigo Ruiz de Lara -de 9 años-. "Fui muy buena", asegura Iria, con una sonrisa pícara. Por ello, se pasó la mañana recorriendo las casas de sus familiares "dando besos y recogiendo regalos". Entre ellos, el carrito que porta a su nueva muñeca, a la que ya bautizó como Ana. Su hermana Elva y su primo Rodrigo disfrutan junto a ella de parte de sus presentes: un patinete y un "overboard", un moderno patinete que el pequeño aún no domina pero que no tardará en hacerlo "para bajar a comprar el pan", bromea su madre. Tras meses pidiéndole prestada la suya a su primo, Cloe Pascual, de 4 años, por fin tiene para ella sola una gran bici rosa que los Reyes dejaron en casa de sus abuelos y que es la envidia del parque. La pequeña hoy se levantó hecha un amasijo de nervios, que no le impidieron abrir a toda prisa sus regalos: un armario de la Nancy o el bolso de Frozen que porta en su carrito. A pocos metros, en la pista deportiva de Begoña, los hermanos Isaac y Jorge Colino -de 3 y 6 años- juegan con su nuevo balón de la Liga. Sin embargo, el gran regalo está por venir. En casa de sus abuelos les espera un gran futbolín, "que ya vimos ayer el paquete en el Tren de los regalos de la cabalgata", descubren.