El ballet de Víctor Ullate pasó por el teatro Jovellanos para sentar cátedra. ¡Qué Bolsoi y qué cuentos! Fue una representación memorable de principio a fin. Por este mismo escenario hemos visto pasar ballets rusos que no le llegaban a la suela de los zapatos a éste, el del genial Víctor Ullate. Danza pura, exquisita, sin trampa ni cartón, todos eran desde el primero hasta el último consumados bailarines, dotados de gracia, dotados de técnica, de ritmo y expresividad.

Lleno total. La ovación final fue tan larga que tuvieron que cerrar el telón para cortarla. Una Carmen del Siglo XXI, se titulaba. Una Carmen dibujada bajo los gustos de hoy, donde se mezclaba la música de Bizet con otras. Una Carmen que recurre al video, a la iluminación sofisticada y a un vestuario vanguardista cien por cien. La escenografita es la precisa, con una cárcel perfectamente definida y unos fondos escénicos atractivos. Pero lo mejor de todo es la coreografía, ahí es donde Víctor Ullate derrocha talento, inspiración y experiencia.

Comienza el espectáculo con una pareja masculina atormentada, sobre la que revolotea la muerte, pero enseguida se le ven los méritos, el esmerado sincronismo, la técnica insuperable. La primera bailarina, suponemos que se llama Marlen Fuerte, es un prodigio; sus movimientos de brazos y piernas eran perfectos. Aparece una gran fiesta representada por medio del video, es faustosa, las chicas llevan un vestuario espectacular, y para nuestra sorpresa todas aparecen en escena.

La historia se adivina, se prevé la tragedia. Luchan las mujeres con gran credibilidad, y todas se van a la cárcel. Se advierten los conflictos amorosos, las traiciones? No hace falta hablar, con el cuerpo se puede decir todo, pero claro, detrás tiene que haber un maestro, y Victor Ullate lo es cum laude. Muy bien su hijo, Josué Ullate, pero todos brillaron a gran altura.

Cuando cayó el telón la ovación fue épica, Sonaron los ¡bravos!, los aplausos encendidos. Un gran espectáculo esta Carmen del siglo XXI. Enhorabuena.