Los familiares y las exempleadas de Sonia Meléndez Mitre -la conocida hostelera que apareció muerta en su casa con signos de violencia el 16 de julio de 2015- transmitieron ayer al jurado popular su impresión personal de que el acusado, Abdou Ndiaye, era el responsable de la muerte de la empresaria gijonesa. En la segunda sesión del juicio que trata de depurar responsabilidades en este crimen que conmocionó a la ciudad se sucedieron las versiones -hasta diez personas declararon- en las que se ponía de manifiesto el temor que sentía Sonia Mitre ante el procesado. Un miedo que se agravó en sus últimos días de vida, tras el deterioro de la relación personal entre ambos y las desavenencias económicas que provocaron el despido de Makelele, que ayer siguió esposado, atento y tranquilo el desarrollo de la vista. "Si algo me pasa, ya sabéis quien ha sido", le llegó a escribir la fallecida, por mensaje, a una de sus camareras.

La primera testigo, una clienta de los locales de la víctima en la Ruta de los Vinos que acabó teniendo una amistad con ella, transmitió al jurado todo lo que Sonia Mitre le dijo las semanas antes de su muerte. "Me dijo que la maltrataba y que la iba a matar, le insistí que denunciarla pero me dijo que tenía mucho miedo porque si le denunciaba la iba a matar", relató la mujer. Fue ella quien describió pormenorizadamente los últimos días de la fallecida -"estaba paralizada, le podía el miedo"- para luego desvelar que el acusado se volvió violento al final de la relación. "Cuando ella dijo no, comenzó la violencia; primero la aisló y luego la atemorizó".

De esos desencuentros fueron testigos dos de las camareras del "Sinatra" y el "Ñamglú" en fechas próximas al suceso. "Tuvieron una discusión por dinero, era ella quien le insultaba y le llamaba 'hijo de puta' mientras él miraba por encima del hombro", relató una de ellas. La misma a la que Sonia escribió una vez porque Makelele estaba -relató- "aporreando como un loco" la puerta de su casa. "Si me pasa algo ya sabéis quien fue", desveló. Nada de eso explicó la otra camarera que, en cambio, sí presenció cómo un día el acusado propinaba un empujón a la hostelera. "Discutían, pero cuando nos peleamos todos nos insultamos", sostuvo esta trabajadora. Más tajante se mostró la tercera camarera y prima de la fallecida. "Sé que la mató él", espetó ante el tribunal. Todos coincidieron, hasta el dueño de un local cercano, en que afloraron las disputas en las semanas previas a la muerte. Incluso, la hija de Sonia Mitre sostuvo su madre tenía miedo y "se sentía amenazada por Makelele".

En lo que no hubo quórum entre familiares y empleados fue en definir el tipo de relación extralaboral que mantenían víctima y acusado, aunque mayoritariamente confirmaron los encuentros sexuales entre ambos. Esta duda le hizo tomar parte en los interrogatorios al presidente de la sección octava de la Audiencia Provincial, Bernardo Donapetry, que preguntó en varias ocasiones por si eran o no pareja, aspecto nada baladí teniendo en cuenta que quienes quieren culpar a Makelele exigen que se tenga en cuenta el agravante de parentesco. Estas dudas las despejó meridianamente la hija de Sonia Mitre: "Probablemente se avergonzaba de estar con él".

También declaró ayer un tío de la víctima, al que Makelele llamó al no poder localizarla -después de haber quedado a las 17 horas el día que murió- y al que veinte días antes le habló de los "gitanos gallegos" que le exigían una deuda. Fue él quien accedió al domicilio de su sobrina, en El Lauredal, y quien la encontró muerta. También halló ese día una nota manuscrita -que la Fiscalía atribuye a Makelele- que reza: "Mucho tiempo detrás de ti nosotros y tu negro (sic)". Una nota en la que se encontró la huella de una prostituta con la que Makelele mantuvo relaciones. Hetaira que ayer declaró haber intimado con el acusado pero dos o tres días antes de la primera detención de Ndiaye, es decir, casi veinte días después de morir Sonia Mitre.

El juicio prosigue hoy con los testimonios policiales. Se espera que se analice la cuestión de la antena que sitúa el dispositivo telefónico del acusado en el entorno de la casa de Sonia Mitre, una de las claves de este procedimiento.