Gijón puso punto final a su Antroxu esta tarde y, como manda la tradición, lo hizo con el entierro de la sardina y la lectura de su testamento.

Un documento en el que la parrocha fallecida, la madre, legó a la ciudad "un puñadín de tapones, pa tapar las chimeneas, los humos y poluciones, que sin que nos demos cuenta, nos matan de forma lenta". Del mismo modo, pidió "que el Sporting suba, a primera división, que venga ya esa entrenadora y les dé un buen empujón", además de "que el Ave llegue ya a Asturias. Que es una vergüenza, por dios, que se tarden las dos horas, desde casa hasta León. Y otro tanto con las vías, que lo arreglen ya, redios, el metrotrén, otro lastre, qué vergüenza pa Gijón".

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Sin embargo, el comentario más controvertido no lo dedicó al PSOE ("que están muy a la derechina"), ni a los grandes proyectos inacabados de la ciudad, sino a la presidenta del Partido Popular de Asturias, Mercedes Fernández, "Cherines".

La fallecida sardina dejó a su hija (que por primera vez resultó "indultada") a la tutela de una madre adoptiva y, de paso, dejó una pulla a la política del Partido Popular. "Por eso nombro de madre a mi amiga más amiga, esa que viene conmigo, los jueves a la peluquería, que no, -que no es la Cherines, que eso no es pelo, son crines-, que me refiero a Carmina", en referencia a la Alcaldesa de la ciudad, Carmen Moriyón.

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