Es el colmo de los despropósitos: caerse a una fuente en pleno desfile de Carnaval, romperse una pierna, esperar dos horas tiritando por una ambulancia, decidir operarse en tu país y, para rematar, oír por megafonía que el vuelo de vuelta a casa ha sido cancelado por la niebla. Todo eso le sucedió esta semana a una profesora americana -de West New York, en Nueva Jersey- de intercambio en Gijón dentro del programa "Global Conecction", en el que participan con el colegio Montedeva.

La pesadilla comenzó el lunes por la noche durante el desfile del Antroxu, cuando la estadounidense cayó a una fuente en la plaza Europa. Se rompió la rodilla y tuvo que esperar dos horas tumbada en el suelo. Eran las 9 de la noche y la ambulancia no llegaba. "Pedimos ayuda en el centro de salud y nos dijeron que ni nos podían dejar una silla de ruedas ni tenían mantas. Acabaron saliendo una enfermera y una doctora que nos aseguraron que no podían hacer nada por la mujer, sólo esperar a que llegase la ambulancia", relata uno de los docentes del Montedeva que acompañaban en ese momento a la americana. "Estaba empapada de agua. Tuvimos que quitarnos nosotros ropa y ponérsela a ella por encima", recuerda. La uvi móvil apareció dos horas más tarde, y, eso sí, "la atención fue muy buena".

En el Hospital de Jove confirmaron que se trataba de una rotura en la rodilla, pero la operación implicaba tres meses de residencia en España. La profesora, que viajó a Asturias con otro compañero americano, prefirió adelantar el vuelo a casa y operarse en Estados Unidos. "Cambiamos el billete para el viernes -la salida la tenían prevista para hoy-, contratamos una ambulancia para salir hacia el aeropuerto a las seis de la madrugada y avisamos hasta tres veces a Iberia para que tuviesen constancia de en qué condiciones iba a viajar la pasajera", explica el maestro gijonés. Pese a las advertencias previas y a haber asumido un coste añadido por los cambios de billete, "llegamos al aeropuerto y nos dijeron que así no podía subir al avión -debía ir con la pierna estirada, ya que llevaba una férula-; estábamos desesperados y enfadados".

Tras mucho pelear con Iberia consiguieron por fin facturar. Pero tras pasar los controles de seguridad, la compañía anunció por megafonía que el vuelo a Madrid había sido cancelado por la niebla. "Fue un despropósito detrás de otro", confiesa el profesor, que tuvo que acabar llevando a los estadounidenses a Barajas, en coche. Por suerte no hubo más contratiempos y la mujer esperaba ayer en Nueva Jersey a ser intervenida. Los docentes del Montedeva lamentan que la americana "no volverá a España nunca más". "Vendemos un país moderno y dejamos mucho que desear; en todas partes -desde el centro de salud al aeropuerto- la preocupación era lo que iba a costar todo, pero la preocupación por la paciente era mínima", concluye otra compañera.