Mató a su madre porque esa fue una de las misiones que le encomendaron las voces que escuchaba. Iván González Fresno -el joven de 32 años acusado de acabar con la vida de María Milagros Fresno, "Marimí", mientras dormía en la vivienda familiar- reconoció ayer los hechos que se le imputan antes de explicar el delirio místico religioso que sufrió. Lo hizo a puerta cerrada y ante el jurado popular que deberá emitir un veredicto mañana miércoles para esclarecer este episodio que conmocionó a la parroquia gijonesa de Monteana en noviembre de 2016. "Creía que tenía que salvar a la humanidad y para llevar a cabo esa función tenía que acabar con la vida de su madre", explicó ayer su abogada, Yolanda Payo, a la salida de la primera sesión del juicio. "Luchó mucho contra la idea de matar a su madre, pero finalmente le venció", añadió la letrada.

La de ayer fue una dura jornada para la familia González Fesno al tener que recordar el trágico episodio. Tanto el acusado como su padre y sus dos hermanas -siempre se han mantenido al lado de Iván González, conscientes de que tanto él como "Marimí" son dos víctimas del mismo suceso- rompieron a llorar en su declaración.

El joven mantuvo, tal y como hizo desde el primer momento, que estranguló a su madre mientras ella dormía, provocándole la muerte por asfixia. Luego caminó hasta la Comisaría de El Natahoyo para entregarse y relatar lo que había ocurrido. Pero en el momento de los hechos, Iván González sufría un delirio "místico religioso" que anuló sus capacidades volitivas y cognitivas debido al trastorno mental y del comportamiento compatible con el diagnóstico de esquizofrenia paranoide. Una enfermedad que le fue diagnosticada tarde, después del crimen. Fue gracias al internamiento en la unidad de Psiquiatría del HUCA durante varios meses que se dictaminó en fase de instrucción. Fue allí, una vez comenzó a tomar la medicación correspondiente, cuando tomó conciencia de lo ocurrido. Tras el internamiento, ingresó en la Unidad de Terapéutica y Educativa (UTE) del Centro Penitenciario de Asturias, donde permanece a la espera de sentencia. "Iván ahora está bien, es un chico normal con el tratamiento y la medicación, la pena es que le diagnosticaron la enfermedad con posterioridad a los hechos", lamentó ayer su abogada.

Es por ello que todas las partes intervinientes solicitan su libre absolución y que se adopten las medidas de internamiento oportunas para todas aquellas personas que no tienen responsabilidad criminal, como es el caso del joven. El tiempo que allí deba permanecer es en lo que difieren las partes. Por un lado, la defensa interesa no más de 13 años de internamiento al entender que los hechos son constitutivos de un delito de homicidio. El motivo, a su juicio, es que no hubo alevosía en el crimen puesto que la víctima pudo defenderse. "Su madre se defendió arañándole en el cuello, en la cabeza y en la cara como un mecanismo lesivo por parte de la víctima como demuestran los informes", argumentó su abogada.

En cambio, para la Fiscalía y la acusación particular -ejercida por la familia del joven y como mecanismo para después reclamar al Sespa su responsabilidad en la vía contenciosoaAdministrativa por no diagnosticar su enfermedad a tiempo cuando ingresó en el hospital de Jove- se trata de un asesinato porque "la víctima no pudo defenderse". En consecuencia piden 20 años de internamiento. En lo que sí coinciden las tres partes es en añadir diez años de libertad vigilada consistente en someterse a tratamiento externo o control médico periódico.

La primera sesión comenzó ayer con dos horas de retraso debido a que varios de los candidatos a integrar el jurado popular no se presentaron a la hora y hubo que llamarles por teléfono.