"Vivo por y para ellas, son como mis madres". Este es uno de los argumentos esgrimidos esta mañana por I. F. G., la directora de la Residencia Villa de Somió, en Gijón, acusada de un delito de homicidio por imprudencia profesional grave a raíz de la muerte de una de sus residentes, una nonagenaria que tras varios días de dolores en una pierna se le diagnosticó en el hospital de Jove una isquemia grave. Tanto la directora del geriátrico como el médico de la residencia que atendía allí a los residentes mantuvieron esta mañana su inocencia y ambos defendieron su buena labor en la atención de la mujer, de 97 años.

El juicio se celebró esta mañana en el Juzgado de lo Penal número 2 de Gijón. Los dos acusados relataron los hechos por los que afrontan un año de cárcel y otros tres de inhabilitación. En el caso de la directora, sostuvo que la nonagenaria había sufrido una "caída tonta" el sábado pero que "estaba bien". "Podía andar y no se quejaba de dolores fuertes", relató la acusada. Así hasta que el lunes llegó el doctor -también acusado en la causa- al geriátrico. Le examinó las dos piernas y no advirtió ningún problema. No obstante, y como siempre hacen en el centro según su testimonio, le advirtió que si le volvía el dolor le llamase o la derivase a un hospital. Según la directora no fue hasta el martes por la mañana cuando una de las auxiliares le comentó que la nonagenaria tenía el pie derecho frío y blanquecino por lo que la acusada llamó a la familia para advertiles de este extremo. Ya en el hospital fue cuando diagnosticaron la isquemia, que derivó en una amputación del miembro de la que la mujer no pudo recuperarse. Una versión similar a la ofrecida por el doctor, el otro acusado en la causa.

En cambio, nada que ver tiene la versión de una de las auxiliares y extrabajadora del centro. La misma que en el tanatorio advirtió a la familia de la fallecida que la mujer llevaba días quejándose de un fuerte dolor en la pierna que le impedía moverse y andar. Ella y los familiares de la fallecida mantuvieron que la nonagenaria lleva "varios días" con muchos dolores y nadie la llevó a un hospital.

Imprudencia profesional grave

El relato de Fiscalía sostiene que los hechos sucedieron el domingo 31 de mayo de 2015 por la mañana. La anciana comenzó a quejarse de fuertes dolores en la pierna derecha, hecho del que se percató una trabajadora del centro. La profesional comunicó de inmediato la circunstancia a la directora, si bien esta última optó por no llamar a los servicios médicos ni a la familia. Al día siguiente, 1 de junio de 2015 por la mañana, ante la persistencia de los dolores, la directora avisó al médico del geriátrico, también acusado de imprudencia profesional. El facultativo examinó a la mujer pero no tomó ninguna decisión al respecto pese a los intensos dolores, que le impedía andar. El médico se marchó de la residencia por la tarde. Esa misma noche, la trabajadora percibió que la mujer continuaba con fuertes dolores, que si le tocaba el pie derecho se quejaba muchísimo y que el pie estaba blanco y frío, por lo que de nuevo, alarmada, dio aviso a la responsable del geriátrico, inquiriéndole sobre si había llamado a la familia. Pese a ello, la acusada, al igual que el día anterior, ni avisó a los servicios médicos ni a la familia.

A día siguiente, 2 de junio, la acusada volvió a no hacer nada; simplemente, en torno al mediodía, avisó sin ningún alarmismo a la familia de que la mujer presentaba un dolor en la pierna derecha pero silenciando que la misma estuviera fría. Ante esta llamada, los familiares de la víctima se trasladaron a la Residencia Villa de Somio S.L. y la llevaron en su propio vehículo al hospital de Jove, donde llegó a las 17:05 horas.

Nada más llegar al hospital, los facultativos diagnosticaron que la mujer padecía una isquemia aguda en el miembro inferior derecho y acordaron el traslado inmediato al servicio de cirugía vascular del hospital de Cabueñes, dada la gravedad de la paciente. Allí confirmaron el diagnóstico de isquemia arterial aguda irreversible en cuanto a la salvación del miembro afectado y cuya única opción terapeútica para tratar de preservar la vida de la mujer era la amputación, pese a las pocas posibilidades existentes de supervivencia ante la tardanza en ser tratada convenientemente.

Ante estas indicaciones la familia autorizó la operación quirúrgica, que se practicó el mismo día 2 de junio, si bien la anciana no pudo superar la intervención y el día 7 de junio falleció por un fallo multiorgánico. De haber recibido atención médica precoz desde que se detectaron los fuertes dolores en la pierna el día 31 de mayo de 2015 por la mañana y no haber esperado hasta el día 2 de junio por la tarde para su traslado al hospital, las probabilidades de supervivencia hubieran aumentado considerablemente, según el Ministerio Fiscal. "Fue la actitud de ambos acusados, al no hacer nada desde que tuvieron conocimiento de los dolores intensos, los que determinaron que la pierna no fuera susceptible de salvarse y que las posibilidades de sobrevivir desaparecieran prácticamente por completo". Por ello solicitó una condena de un año de prisión y tres de inhabilitación para cada uno de ellos. La Acusación particular interesó una pena privativa de libertad para cada uno de ellos de dos años y seis meses de cárcel.