"¡Es un milagro!", clamaban con sorna los vecinos de Pumarín a media mañana de ayer al ver cómo el Ayuntamiento había colocado "a escondidas" una placa en homenaje a un exdirigente vecinal, Belarmino García González. Los vecinos llevaban ocho meses clamando por su colocación, tras ser despojada en un acto de vandalismo, pero no fue hasta que este medio publicó la celebración de una concentración vecinal en protesta programada para esa misma mañana cuando los técnicos municipales procedieron a su colocación.

"Es una tomadura de pelo", aseguró Manuel García, hijo del homenajeado, "no lo agradecemos, lo denunciamos. Hasta que no salió en LA NUEVA ESPAÑA no la repusieron". Para García, es una muestra más de "la inutilidad de este Ayuntamiento. Solo con la pelea y la lucha avanzamos".

"Es una chapuza" , confirma el presidente vecinal, Esteban Calleja, que recuerda cómo "nos dijeron que este sistema no valía, que había que hacerlo de otra manera. Pero está como antes porque lo hicieron a la prisa y, encima, sin foto. Siempre todo tarde, mal y nunca". Calleja recuerda del homenajeado que "aprendimos mucho de él, le debemos mucho".