Del mayor buque de la Guardia Civil, el pequeño Adrián Ramos Rubiera, de 7 años, se queda sin dudarlo con la sala de mandos. El "Río Segura" impresiona por fuera -73 metros de eslora y 12 de manga- pero más aún por dentro. Adrián y decenas de visitantes aprovecharon ayer la jornada de puertas abiertas en el Puerto de Gijón para sentarse en el sillón del capitán, entrar en los camerinos y conocer la sala donde viajan miles de inmigrantes durante las operaciones de rescate. En la última actuación en aguas del Mediterráneo, los tripulantes de la embarcación, atracada hasta hoy en El Musel, salvaron la vida a cerca de 10.000 personas. Pero ahora el "Río Segura" cambiará de rumbo durante un mes para controlar la pesquería de la xarda en el Cantábrico.

Los barcos asturianos se estrenaron esta semana en la costera de la caballa, que mengua un 40% con respecto al año pasado. En torno a 150 embarcaciones regionales tendrán que repartirse 1,3 millones de kilos de xarda, debido a la reducción de los cupos y la penalización por la sobrepesca de los años 2009 y 2010. La Guardia Civil, a través del "Río Segura" y dos inspectores de pesca más, se encargarán durante los próximos días de inspeccionar la flota del Norte dentro de la campaña de vigilancia del Ministerio de Agricultura, Pesca, Alimentación y Medio Ambiente. El buque abrió ayer sus puertas -lo hará también hoy de 10 a 13 horas en el Espigón II del Musel, junto a la torre de Salvamento Marítimo- para dar a conocer no sólo sus misiones sino la "casa" flotante en la que conviven a diario 27 tripulantes.

Ellos mismos dirigieron las visitas y contaron, entre otras anécdotas, que allí "nadie se libra de mareos". En días de temporal marítimo, comer o dormir es casi misión imposible. Eso sí, en el "Río Segura", de 600 toneladas de peso, la seguridad está garantizada: "Es imposible que se hunda". Y eso a pesar que en ocasiones el número de inmigrantes rescatados en un mismo día llega a los mil. "La población más sensible -mujeres embarazadas, niños y ancianos- viaja en una sala interior, mientras que el resto se coloca fuera a lo largo del barco", explicaron. A partir del lunes los ojos estarán puestos en la xarda en vez de en las pateras.

"A mi lo que más me gustó fue el helipuerto y todo lo que contaron sobre los inmigrantes", señaló Andrés Menéndez Redondo, de 9 años, que compartió la experiencia junto a su hermana Carmen, de 6 años. La pasarela del "Río Segura" no paró de recibir niños y también mayores durante las tres horas que duró la actividad. Tras ello, el "Río Segura" recuperó la normalidad: espaguetis con atún para comer.