"Es todo falso". Así de enérgico, y negando todos los cargos que pesan sobre él, se defendió ayer en conversación con este periódico Jaime Mateu, el joven skater mallorquín acusado de agredir a un agente de la Policía Local el pasado fin de semana en Gijón. El deportista -uno de los más conocidos del mundo en su especialidad-, salió a media mañana de los calabozos de la Comisaría de El Natahoyo en los que llevaba 24 horas como presunto responsable de un delito de atentado contra agente de la autoridad.

La Policía asegura que una patrulla de agentes pilló al joven esnifando cocaína con un amigo en los baños de un bar situado en el centro de Gijón. En el momento de la redada -en la que fueron detenidas además otras cuatro personas-, Mateu y su acompañante se encontraban con una tercera persona: un joven que les sujetaba un móvil en el que habían depositado los estupefacientes. Además llevaban encima, todo según el relato de los funcionarios, 220 euros en metálico, que supuestamente provenían de la venta de sustancias ilegales. Pero al joven skater no se le detuvo entonces.

Los agentes le pusieron las esposas al deportista mallorquín minutos después, cuando se negó a dejar de grabar con el móvil la actuación de la Policía. "Estaba casi encima de los agentes por lo que un funcionario le pidió que se alejara del lugar por motivos de seguridad, pero el detenido, lejos de alejarse, le lanzó varios manotazos al agente. Cuando quisieron ponerle los grilletes ofreció una gran resistencia", dice -literalmente-, la Policía en el informe al que ha tenido acceso este periódico. El deportista internacional niega la mayor y asegura que en realidad fue él la víctima de lo que sucedió.

"En el momento que llegó la Policía yo estaba fuera del bar. Vi como le pegaban a una mujer y lo intenté grabar con el móvil. Estaban agrediendo a varias chicas y no me dejaron que diera testimonio. Me pusieron hasta la chaqueta en la cara para ahogarme. Les pedí que no me mataran y me acabé desmayando porque me dejaron sin aire", señala el joven haciendo hincapié en que ya ha presentado un "parte de lesiones" en el juzgado. "Les pedí a los policías que me llevaran al hospital", insiste el deportista, preocupado por las consecuencias que pueda tener que haya salido el suceso a la luz pública.

Un juzgado de instrucción de Gijón -el que se encontraba de guardia en el momento de los hechos-, será el que decida ahora en torno a lo sucedido.