"Una camisa blanca siempre se vende". Sobre este sencillo planteamiento, Víctor Hugo Fernández González (24 años, Gijón) montó su primera empresa hace dos años. No esperó siquiera a terminar el doble grado de Administración y Dirección de Empresas y Marketing en la CEU de Madrid. La idea siempre es lo más difícil de un negocio y el planteamiento de este joven emprendedor es sencillo: ser consciente de lo que se puede abarcar y minimizar los riesgos como clave del éxito. Parece una apuesta segura. Así nació Grapes (uvas en inglés), una empresa textil de la que Víctor Hugo controla el 75% y su amigo Carlos Vázquez el resto. La empresa vende a través de internet, tiene un punto de venta en Sevilla y participa en eventos como el polo de Sotogrande.

La empresa funciona, pero por ahora consume todos sus beneficios "porque hay que reinvertir para crecer". El plan ya está dibujado. Víctor Hugo y su amigo Carlos están ya en negociaciones para incorporar nuevos socios de un perfil más técnico: "Empezamos solo con camisas y el año pasado estrenamos los bañadores, que nos volaron y este año hemos introducido los jerseys. La idea es ampliar el volumen de producción, crear nuevas prendas y tener al menos un punto de venta físico en cada comunidad autónoma".

Ahora mismo no tienen empleados. "Lo que hacemos es subcontratar una fábrica de Madrid que nos produce las prendas. Nosotros hacemos los diseños, nos ponemos las prendas para las fotos en la web, que las hace mi hermana que es una artista, y son mi madre y mi tía quienes se encargan de enviar los pedidos a través de Seur. A veces contratamos gente para proyectos concretos".

La idea, siempre la idea, es evitar las complicaciones. "Mi ropa es clásica, no nos queremos alejar de lo clásico, pero le damos un toque juvenil que nuestra producción sea cien por cien española y en lo que podemos trabajamos con material de Gijón", dice con un deje de orgullo en la voz.

El gen emprendedor le viene de familia: su padre, Víctor Hugo Fernández Corte, langreano de Las Piezas, en Sama, fue fundador de Alsenasa y Aliser. "Estoy muy orgulloso de mi padre, que murió hace diez años y lo tenemos muy presente, tomamos todas las decisiones pensando en lo que él haría y en si estaría orgulloso de nosotros", comenta con punto de emoción. El núcleo familiar lo completan su madre y su hermana, María Esther ambas.

Grapes no sació las inquietudes de Víctor Hugo Fernández. En octubre se asoció con otros dos amigos Andrés González, de Orense, y Anselmo Rodilla, de Salamanca, y creó su segunda empresa. "Don Evento nació con la vocación de organizar eventos corporativos y diplomáticos. "Como no teníamos nada de experiencia en el sector decidimos empezar por el barro, organizando eventos en colegios mayores y universidades, un ámbito que conocíamos bien", precisa. El éxito de este empresa ha sido abrumador, hasta el punto de que se les amontonan las propuestas de expansión y les han ofrecido incluso la gestión de discotecas en Madrid, algo que han rechazado. En su último evento metieron 700 personas.