Alberto Acebal, uno de los llagareros más veteranos de Gijón, y de toda la región, falleció ayer a los 90 años. Deja tras de sí toda una vida dedicada a la elaboración de sidra en el llagar familiar de Cabueñes, al que asistió casi a diario hasta su muerte y en el que empezó a trabajar desde bien pequeño.

Nieto de uno de los fundadores del llagar, trabajó en el campo durante unos años, justo al dejar la escuela, hasta que su padre lo llevó a trabajar al negocio de la sidra. Junto con sus hermanos llevó las riendas del negocio durante muchos años, hasta que traspasó la labor a sus sobrinos, actuales encargados de la marca Sidra Acebal.

Activo hasta los últimos años, Alberto Acebal recordaba toda su vida envuelta en olor a "magaya", tomando sus primeros culetes a tierna edad y ayudando en las labores del negocio: primero moviendo botellas y cargando cajas junto con su hermano José Manuel, y después limpiando hasta 200 cajas diarias a la vez que cuidaban de la ganadería familiar.

Fue testigo de los cambios en el sector, desde que su abuelo empezara a mayar en un llagar pegado a la casa hasta que su padre construyó en 1920 la nave actual, o cuando en 1930 la familia compró unas prensas fabricadas en Durango que fueron las primeras que hubo en Asturias de esas características. En los últimos años asistió a la mecanización del llagar, al uso de los nuevos materiales en los toneles, el gran aumento en la producción y al cambio en las formas de consumo de la bebida que fue su vida.

En el año 2004 recibió junto con su hermano José Manuel Acebal el premio "Tonel de Oro" de la XIII Fiesta de la Sidra Natural de Gijón, en reconocimiento a una labor incansable. Los dos recibieron emocionados el homenaje de la ciudad en plena fiesta sidrera, siendo los encargados de abrir el festejo con el primer "culín" entre el aplauso general de sus compañeros de profesión, entre quienes siempre fueron muy apreciados.

El funeral de Alberto Acebal se celebrará en la iglesia parroquial de Santa Eulalia, en la parroquia de Cabueñes, a las cinco de esta tarde. A continuación sus restos mortales serán trasladados al cementerio de Cabueñes, donde recibirán cristiana sepultura. La capilla ardiente ha quedado instalada en la sala número 5 del tanatorio de Gijón Cabueñes.