La nueva regulación prevé crear nuevas áreas de prioridad residencial con restricciones al acceso de vehículos a motor, y en la que se deja claro que "las aceras quedan reservadas para los peatones". Las personas que se desplazan a pie se convierten así en el sujeto a proteger, con propuestas de actuación como la de ampliar a un mínimo de cinco metros el espacio libre anterior a la banda de estacionamiento en los pasos de cebra, o la de declarar algunas calles, aceras y espacios públicos como "espacios de especial protección para la persona", en las que los conductores deberán conceder prioridad a los peatones. Será en casos de en los que la densidad peatonal existente o previsible pueda generar conflictos en el tránsito peatonal o dificultades para el desplazamiento de personas con movilidad reducida.