Los vecinos de la zona rural de Gijón ven de "sentido común" que el Ayuntamiento obligue a los propietarios de fincas a podar los cierres vegetales que invaden viales o tapan señales de tráfico y farolas. "Eso con los aldeanos no pasaba; no veías una hierba más alta que otra. Pero ahora construyen un caserón con piscina olímpica y por dentro lo mantiene precioso. Ahora bien, lo que sale a la caleya como si no fuese de ellos", protesta el presidente de la Federación de vecinos de la zona rural "Les Caseríes", Manuel González- Posada, tras tratar la medida en la asamblea del miércoles. Los vecinos avisan, no obstante, de que muchos propietarios "son mayores y ya no pueden coger ni una fozeta".

El Ayuntamiento señala en los escritos que envía a casa que si transcurrido el plazo de un mes los dueños no siegan sus parcelas, será el personal municipal quien realice los trabajos repercutiendo los costes. "Tememos que los precios sean altos", manifiesta Manuel González- Posada. Hasta la fecha, el Servicio de Obras Públicas ha notificado 245 incidencias en catorce de las veinticinco parroquias del concejo. La mayoría están relacionadas con la invasión de carreteras, la ocultación de señales o luminarias, la limitación de gálibo, y el abandono de fincas que puedan servir de refugio para los jabalíes. "Todo lo que sea limpiar y quitar guaridas de suidos nos parece genial", asegura el portavoz vecinal, quien alerta que el aumento poblacional de la especie "es más gordo de lo que pensamos". "No los tenemos debajo de la cama de milagro", espeta. En este sentido, los vecinos piden que la Guardería del Medio Natural efectúe más capturas en la zona.

El plan de inspección de afecciones a caminos rurales de cierres de parcelas, como así se denomina esta campaña, empezó en octubre de 2017 y se prolongará un año. De momento, los técnicos municipales han examinado las parroquias de Santurio, Castiello de Bernueces, Deva, Cabueñes, Somió, Caldones, Granda, Vega, La Pedrera, Leorio, San Martín de Huerces, Lavandera, Fano y Baldornón.