Lo primero que deben saber de un bioingeniero (profesional que aplica la ingeniería a la medicina) es que "no es ningún superhéroe". Lo dijo ayer Beatriz Merino, del grupo de investigación Life Supporting Technologies, nada más empezar su ponencia sobre ingeniería biomédica. "Hacemos cosas normales, no el brazo de Ironman", aclaró, desatando las risas del público. Merino habló de deep learning, Big Data, realidad virtual, realidad mixta, impresión 3D, nanotecnología... Todas ellas tecnologías que ya se aplican con éxito en el sector sanitario. Por ejemplo, detalló que las gafas de realidad virtual "ya no sólo están en los videojuegos, sino también en los hospitales". Se están aplicando con éxito en Madrid como terapia en el párkinson, el autismo, en enfermedades mentales y para tratar fobias.

Pero el mundo de la ingeniería biomédica da para mucho más. La impresión 3D, una tecnología de bajo coste -una pieza cuesta menos de un euro- y personalizada, producirá las futuras prótesis y escayolas. Para los más entendidos, Beatriz Merino explicó cómo se obtienen estas impresiones. En resumen, son cuatro pasos: a partir del archivo de imagen médica, se hace un diseño con la aplicación Blender y a continuación un parametraje con la plataforma Cura; finalmente se obtiene un archivo. STL y se imprime en 3D. Varias empresas asturianas están especializadas en esta área y es muy probable que este año salga de Asturias el diseño de la primera córnea artificial. En ella están trabajando Prodintec, Izertis y el Instituto Oftalmológico Fernández-Vega.

Dentro de la nanotecnología, Beatriz Merino recordó que el año pasado la FDA (Administración de Alimentos y Medicamentos) aprobó el uso de la primera pastilla digital. Son sensores digeribles que se añaden a un medicamento, de tal forma que el médico puede saber cuándo la tomas. Merino aseguró que es aún "un campo por explotar", en el que se está trabajando asimismo en el diseño de nanorobots que atacan las placas de ateroma -relacionadas con el colesterol- y luego se disuelven en el cuerpo. La bioingeniera acabó su conferencia con la muestra de un invento casero que permite abrir puertas, bajar persianas o encender luces solamente lanzando órdenes con los párpados.