Viven en Gijón unas mil doscientas personas de etnia gitana, unos doce mil en Asturias. Y pese a los avances en la lucha contra los estereotipos instalados en muchos segmentos de la sociedad, algunos de sus representantes creen que aún resta camino por recorrer. Es más, hay quien opina que programas de televisión como "Los Gipsy Kings", o antes "Palabra de gitano", ambos en la Cuatro, "no reflejan la realidad". Así lo aseguró ayer, por ejemplo, Marcos Gabarre, de la Fundación Secretariado Gitano: "No ayudan en nada".

Una opinión con la que coincide Pepa González Martínez, coordinadora de la citada entidad social en Gijón, uno de los concejos asturianos que tiene en marcha iniciativas de integración de la etnia romaní para acabar con los enquistados problemas de segregación y los tópicos heredados. Opina, al igual que Marcos Gabarre, que un programa como "Los Gipsy Kings" no acierta a poner el foco sobre la realidad cotidiana de los gitanos. El primer capítulo se emitió el 8 de febrero de 2015 y lleva en antena tres temporadas. Es un "reality" que sigue la vida de cuatro conocidas familias de gitanos españoles, con viajes a distintas ciudades y países.

Pepa González y Marcos Gabarre dieron estas explicaciones en la inauguración de "Somos de ayer y recorremos el mundo. Los gitanos". La exposición, comisariada por el documentalista Luis Felipe Capellín y abierta al público en el Centro Antiguo Instituto, ofrece a través de poderosas imágenes la historia de errancias, persecuciones y dramas que ha sufrido el pueblo romaní. Incluye, por ejemplo, una muy curiosa foto de un Charles Chaplin aún joven. Algunas teorías sostienen que el creador de Charlot nació, en realidad, en un carromato gitano. Y también imágenes del genocidio que sufrieron, junto con judíos o izquierdistas, los miembros de esta etnia con origen histórico en el subcontinente indio. Medio millón fueron asesinados por los nazis.

Gitanos, sintis, gipsys, romanís, romanichels... "Les tengo respeto y cariño", explicó Capellín. Relató un par de historias de infancia y juventud para ilustrar esos sentimientos. Nacido en Cangas de Onís, recordó a los "húngaros" que transitaban por el oriente asturiano con sus carromatos de colores. "Les llevábamos comida en señal de bienvenida y eran distintos, así que nos fascinaban", relató. Y cómo una vieja gitana curó a un hermano Capellín una fea herida provocada por la pólvora. Y también la acogida nocturna en un campamento romaní, cuando el documentalista viajaba en autoestop, sin suerte, de París a Bruselas.

"Me hubiera gustado ser gitano", concedió Capellín, quien recordó que hubo un tiempo en que los gitanos estaban bien considerados. Fue antes de que se difundiera una mala fama ("el estigma gitano") que convertía a los miembros de esta etnia en vagos y ladrones, entre otras cosas. "Lo que quiero es que la exposición se vea desde el cariño y el respeto y que los gitanos puedan sentirla como propia", añadió.

La concejala de Cultura agradeció el "esfuerzo" de Capellín por sus trabajos. Son conocidas sus películas sobre memoria histórica. Montserrat López puso el énfasis, asimismo, en la necesidad de actividades y políticas inclusivas, de "compromiso social", que contribuyan a incrementar la igualdad. "Hay que avanzar hacia la tolerancia, y más con un pueblo que ha sido perseguido y discriminado", subrayó.

Marcos Gabarre indicó que Gijón fue una de las primeras ciudades en la que se erradicó el chabolismo, también los guetos. Asegura que no hay problemas de escolarización, pero sabe que pocos gitanos acaban la Secundaria: "Todo lleva tiempo, y más cambiar las mentalidades".