Es frecuente escuchar que Gijón es una ciudad de pintores, mientras que Oviedo sería la "bien novelada". Basta un repaso somero a la bibliografía de aquellas ficciones que tienen como escenario Gijón y sus aledaños (hay un excelente estudio coordinado por Elena de Lorenzo y Álvaro Ruiz de la Peña, publicado por Trea) para desmentir el tópico o, al menos, cargarlo de matizaciones. Hay otra vía: hacer todas y cada una de las seis rutas literarias -además de leer los libros, claro- que han montado las bibliotecas municipales a partir de títulos como "Helena o el mar del verano", del diplomático Julián Ayesta o, por quedar más cercana en el tiempo, "La noche que no paró de llover", de Laura Castañón.

Una selección que no satisfará a todos los lectores por las muchas ausencias notables: Pachín de Melás, Alfonso Camín, Luciano Castañón, Óscar Muñiz, Faustino González-Aller, Vicente Oliva, Pedro de Silva, Luis Fernández Roces, Pablo Antón Marín Estrada, Pablo Rivero o Miguel Barrero, último premio "Rodolfo Walsh" por "La tinta del calamar", sobre Rambal y Cimavilla. Pero puede ser una primera iniciativa para mostrar y demostrar el peso literario de Gijón.

Estos paseos literarios se harán la próxima semana, coincidiendo con la celebración del Día del Libro. Además de las obras citadas de Julián Ayesta (esta ruta se hará en bicicleta) y Laura Castañón (lunes, 23) , se han elegido títulos de Joaquín Alonso Bonet ("El calvario de piedra"), Agustín García Meana ("Quinquis"), Rosa Valle ("Sonarás bajo las aguas"), y David Barreiro ("El túnel").

Por otra parte, la red de museos gijoneses hará hoy en la ciudad una "liberación" de libros y publicaciones relacionadas con la materia y temas a que está dedicada cada instalación.