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JAIME RODRÍGUEZ | Director general de Blablacar en España, Portugal y Alemania

"Asturias es la cuarta provincia donde más crece Blablacar, y aún hay mucho potencial"

"El éxito de nuestra empresa ha sido la capacidad de generar confianza en una nueva red de economía colaborativa"

Jaime Rodríguez, ayer, en Gijón, con un mapa de distribución de su negocio en Europa. ÁNGEL GONZÁLEZ

Jaime Rodríguez (Madrid, 1984) es el director general de la red social de viajes compartidos de larga distancia Blablacar en España, Portugal y Alemania. Ayer participó en "El Reto Millennial" organizado por el Club de Calidad, AJE Asturias y Cluster TIC, que ayer celebraron en Gijón sus asambleas generales de forma conjunta. En el acto se pusieron en valor las peculiaridades de una nueva generación que se está incorporando al mundo laboral y empresarial, con nuevos valores y competencias y de cómo se puede captar y gestionar ese talento

- ¿Cómo nació Blablacar?

-En realidad, es algo que todos hemos hecho en algún momento, compartir coche y compartir gastos, pero llevado a una escala diferente. Nació en Francia, nuestro fundador se llama Fréderic Mazzella y es una persona muy inteligente pero un poco despistada. Estaba estudiando un máster en las afueras de París y quería regresar a casa para celebrar la Navidad. Pero se le olvidó comprar los billetes de tren y tuvo que ir su hermana en coche a recogerlo. En el trayecto de vuelta a casa se dio cuenta de que todos los coches alrededor iban prácticamente vacíos. Y se le ocurrió que si consiguiéramos poner en contacto a todas las personas que necesitan viajar con quienes tienen asientos vacíos en el coche generaríamos una red de transporte impulsada por personas que automáticamente permitiría cubrir las necesidades de viaje de muchísima gente haciendo un uso mucho más eficiente de los vehículos. Todo esto fue hace doce años.

- ¿Dónde está la clave del éxito para pasar de ser una startup a una empresa global como la que son ahora?

-La clave del éxito de Blablacar ha sido la capacidad de generar confianza. Seguramente somos el ejemplo más puro de economía colaborativa, y la clave de ello es que gracias a la tecnología conseguimos que personas que no se conocían de antemano colaboren para compartir los gastos del viaje. El factor económico ha jugado un papel muy importante, pero normalmente la gente repite por la experiencia de viajar con otras personas. La clave es la capacidad de adaptarse a este cambio de mentalidad y generar confianza en este proceso.

- La economía cada vez es más colaborativa... ¿Estamos preparados para ello?

-Estamos viviendo el momento de mayor aceleración en las innovaciones tecnológicas que ha habido nunca en la humanidad, y se van solapando unas con otras. Por un lado vivimos un cambio de mentalidad radical en el que pasamos de la propiedad al acceso: hemos pasado de tener vinilos a escuchar música en "streaming", o de tener una enciclopedia a consultar la Wikipedia. Ahora está pasando lo mismo en el mundo físico, y la gente tiende a no querer tener un coche en propiedad, pero sí a viajar como si lo tuviera. Y ahí juega un papel fundamental la capacidad de colaborar con quien sí tiene un coche en propiedad, pero quiere reducir los gastos. Hemos cableado el mundo para compartir y ahora empiezan a surgir todos los modelos sobre esa tecnología.

- ¿Por qué en España se pusieron tantas trabas legales a este modelo?

-El de España es un caso realmente particular, porque Blablacar opera en 22 países en Europa y fuera de ella y el único país en el mundo en el que hemos tenido fricciones legales, en este caso con la Confederación de Autobuses, ha sido España. Personalmente creo que tiene que ver con una configuración regulatoria que es un poco distinta a la de otros países; el transporte por carretera en toda Europa está liberalizado, y España es uno de los pocos que todavía está hiperregulado y se trabaja con concesiones, y con empresas casi centenarias que llevan un siglo haciendo lo mismo. También es cierto que aquí no hay la tradición de coche compartido que hay en otros países como Francia o Alemania. Y además también ha habido un mal entendimiento de nuestro negocio que facilitó una demanda contra Blablacar que felizmente ganamos el año pasado y ahora estamos en una situación mucho más normalizada.

- ¿Hacia dónde debe ir la regulación?

-La primera clave es entender que no se puede hablar de economía colaborativa en su conjunto. Este tipo de economía supone una serie de transformaciones que aplican a todos los sectores y cada modelo es muy diferente: no es lo mismo compartir coche y viaje en un desplazamiento privado porque necesito viajar que ser un chófer que te lleva a cambio de ganar dinero, no son modelos comparables. La regulación debe estar adaptada a modelos, no generalizada. Y en la medida de lo posible deben permitir cierto margen de desarrollo porque las tecnologías van tan rápido que se quedan obsoletas rápidamente.

- En Asturias ha sido un éxito...

-Ha sido la cuarta provincia donde más ha crecido en el último año, con un 25 por ciento más de usuarios la pasada Semana Santa. Creemos que tenemos aún un margen de crecimiento en Asturias muy importante. Tenemos 60 millones de usuarios en todo el mundo, de los cuales tres millones y medio están en España.

- ¿Qué consejos da a los jóvenes emprendedores?

-Cada vez hay más emprendedores y es algo que tenemos que celebrar. Mi consejo es que se procuren una formación lo más generalista posible. Soy partidario de aprender haciendo más que preocuparse por los títulos. Las tecnologías y los procesos se quedan anticuados muy rápido.

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