Año 2013. El Ayuntamiento de Gijón cancela un concierto de Albert Pla en el teatro Jovellanos tras unas polémicas declaraciones, realizadas en una entrevista a este diario y en las que afirma que "a mí siempre me ha dado asco ser español, y espero que a todo el mundo". El lío tiene eco a nivel nacional.

Año 2015. Albert Pla publica su libro titulado "España de mierda". Un relato de ficción en el que un músico uruguayo llega a España de mano de su representante. Recorre la geografía española y, entre sus paradas, está Gijón, ciudad a la que Pla dedica un capítulo de su obra. Curiosamente la ciudad no sale muy bien parada de su descripción (siempre ficticia) y centra este tramo del libro en un personaje: precisamente, el concejal de Cultura de Gijón, un hombre de derechas y completamente corrupto, y que maneja -qué casualidad- el teatro Jovellanos.

Y ahora, en estos mismos días, esa obra literaria de Pla ha saltado a la fama por razones ajenas a su autor o contenido, sino más bien relacionadas a su título y, sobre todo, gracias a los "triunfitos" Alfred y Amaia, pareja que representará al país en Eurovisión. Él, catalán, le regaló a ella, en ocasión del día de Sant Jordi, el libro "España de mierda". "España de mierda". Y se armó el taco. ¿Pero qué cuenta la novela de Pla?

Su obra se interpreta en clave de una crítica a un escaso interés de España por la cultura. Está escrita con su impronta, con su estilo, el mismo que motivó ese polémico titular de entrevista que derivó en la suspensión de su concierto en Gijón. Esa crítica con elevado punto de acidez, provocadora a más no poder y rayando el absurdo en ocasiones.

Y, en ese contexto, introduce a Gijón en su obra, poco tiempo después de la suspensión de su concierto en la ciudad, donde gobernaba el partido de Francisco Álvarez Cascos, Foro Asturias. De manera ficticia, pero no deja títere con cabeza en el pasaje en el que el protagonista, el músico uruguayo, llega a la ciudad gijonesa junto con representante. Y, en el centro de la sátira, precisamente el concejal de Cultura -al que pone el nombre de Leopoldo- encargado de gestionar el teatro Jovellanos, el mismo lugar donde fue suspendido su concierto.

Eso sí, bien hecho aposta o bien por confusión, Pla vincula a Gijón con Cantabria en el final del capítulo...

Algunos fragmentos del pasaje dedicado a Gijón

“Tito conocía la mayoría de los chismorreos de programadores, productores, mánagers y gente del espectáculo. Según Tito, el concejal de Cultura de Gijón era un hijo de puta.Es decir, que su madre era una puta.Fina, pero puta. Se había tirado, a cambio de regalitos, a todos los altos cargos franquistas hasta casarse con un empresario de Gijón, el dueño del negocio de entradas y salidas del puerto. Lo llamaban Carbonero".(...)"Leopoldo quería ser alcalde de Gijón, o, mejor dicho, su mujer quería que fuera alcalde de Gijón, así que se afiliaron al Partido Popular y enseguida, a cambio -presuntamente- de regalarle un “barquito” al alcalde, le hicieron concejal de Cultura.Una buena manera de comenzar en política.Su trabajo consistía en enmarañar empresas fantasma, creadas por cuñados o amiguetes afines al partido, para reformar cosas como el teatro Jovellanos o la iglesia de San Agustín".(...)"Pero ser concejal de Cultura también tiene una parte más engorrosa, como es decidir qué espectáculos se programan en el teatro Jovellanos.Normalmente le aconsejaba su mujer, que veía mucho la tele y estaba al día.La programación era bastante buena. Contrataban a todos los cómicos de las series de televisión, los vodeviles protagonizados por los galanes de televisión y las obras de teatro de los presentadores de televisión.El teatro se llenaba y Leopoldo estaba convencido de que Gijón era la ciudad piloto de la cultura española, ejemplo que seguir para las artes escénicas del mundo".(...)"(Leopoldo) Salió del teatro (Jovellanos) y se fue a una casa de putas"(..)"Tarde o temprano sería alcalde, tal vez presidente de Cantabria"