Doce de los catorce acusados por traficar con hachís y cocaína en diferentes bares y cafeterías de Gijón llegaron ayer a un acuerdo con el Ministerio Fiscal por el que aceptaron penas de cárcel de entre dos y cinco años por un delito contra la salud pública y otro de pertenencia a grupo criminal. Solo dos de los procesados, hermanos, quisieron declarar y defender su inocencia y aseguraron que toda la mercancía aprehendida por la policía estaba destinada al consumo propio. Ellos se enfrentan a cinco años de cárcel y el pago de una multa de 3.000 euros cada uno.

El resto de implicados -representados entre otros letrados por José Manuel Fernández González, Javier Busto Prendes y Jorge García González- lograron que la Fiscalía rebajase sus pretensiones de cárcel al apreciar la drogadicción de los encausados. Todos ellos -la mayoría de origen marroquí y de entre 25 y 52 años- formaban parte de un grupo organizado y estable dedicado a la venta de hachís y cocaína en cinco establecimientos de hostelería de Gijón, repartidos por los barrios de Laviada, Pumarín y El Llano.

Evitar la expulsión de España

Pese a llegar a un acuerdo con la Fiscalía uno de los letrados, José Manuel Fernández González, quiso interrogar a sus tres clientes. Todo ello con la intención de demostrar el arraigo que tienen en España, especialmente en Gijón, donde cuentan con familia -hijos o pareja- y donde llevan muchos años viviendo. En el caso de una de las condenadas, desde los seis años. También incidió en que esta detención supone un caso aislado pues los tres carecen de antecedentes policiales. Todo ello para evitar que sean expulsados.

Esta operación, llevada a cabo por la Policía Nacional, permitió incautar 23.502 euros en marihuana y 7.175,68 euros en cocaína. La investigación se inició a raíz de varias denuncias de vecinos que veían cómo en esos establecimientos se distribuía la droga.

Desde Santurce a Gijón

El Fiscal sostiene en su escrito de calificación que el jefe de este grupo era un hombre de 32 añosel jefe de este grupo era un hombre de 32 años, marroquí y vecino de Santurce (Vizcaya) de iniciales Y. E. G., que se encargaba de adquirir la sustancia y la llevaba hasta Gijón. El receptor era otro hombre marroquí, de 28 años e iniciales M. S., que la repartía "de forma periódica y en pequeñas cantidades" en los locales gijoneses. Eran los camareros y encargados quienes supuestamente la distribuían al pormenor. Toda la mercancía la guardaban en diferentes trasteros y viviendas de la ciudad. Como dos de los procesados se han declarado inocentes, el juicio continuará hoy con la declaración de varios agentes.