En una cafetería de El Coto se estilan las prácticas de santería para ganar clientes y de ello tienen conocimiento, por la increíble denuncia de una gijonesa, tanto la Policía Nacional como el Juzgado. Una hostelera gijonesa acusa a su antigua socia en el bar del centro de mayores del barrio de echar un líquido "mágico" incoloro a la comida que crea adicción en sus clientes. "Cuando lo utiliza en los platos, ellos piden más y más", consta en las denuncias que están interpuestas ante la Policía Nacional y el Juzgado de instrucción número 2 de Gijón. La empresaria teme que el líquido -en ningún caso en las denuncias se hace constar la composición, ni se especifica ningún afectado- esté causando "algún mal" a los clientes, no sólo ancianos sino también menores de edad.
Esta peculiar historia comienza en enero de este año, cuando el centro de mayores de El Coto firma con dos hosteleras (socias para este proyecto) un contrato de explotación de la cafetería por seis meses -con opción a prórroga-. A los pocos días de trabajar juntas, la ahora denunciante empieza a recibir "insultos y vejaciones" de parte de su socia, que le atribuye ser "mala trabajadora", tal y como consta en el escrito de apertura de diligencias del Juzgado de instrucción número 2 de Gijón. Apreciaciones que la afectada atribuye a que, "como el negocio iba bien, quería librarse de mí". Pero lo más extraño viene ahora: ante las autoridades hace constar que un día sorprende a su compañera echando un líquido en la comida que iba a dar a los ancianos y, al preguntarle qué era, le contesta que "magia para que coman más".
Dos misteriosas botellas
En la denuncia presentada ante los agentes se detalla que en el bar había "dos botellas de tamaño medio, color transparente y tapón azul", presentadas como prueba en la propia Comisaría. Uno de los frascos luce la etiqueta "Echar en la comida" y contiene un poco de líquido incoloro. Y el otro, con la frase "Suerte, echar en la cafetería en todas partes" y apenas líquido en su interior.
La hostelera gijonesa, en guerra con su exsocia, declara ante los agentes que seguramente se trate de santería -de hecho, su compañera en el negocio, de nacionalidad brasileña, tenía varios objetos asociados a esta práctica- y teme que pueda estar creando "adicción a los clientes, ya que, cuando echa este líquido a las comidas, ellos piden más y más".
Fruto de esta polémica y de las constantes discusiones económicas entre las socias, el 19 de marzo los responsables del centro de mayores de El Coto optan por rescindir el contrato, que tenía como fecha final el 2 de junio. En el comunicado se les exige que abandonen el local en el plazo máximo de una semana. Las dos dejan la cafetería, pero una de ellas, la denunciada, consigue volver a coger las riendas del negocio, hasta hoy, lo que ha generado más ira en la denunciante.
Según asegura la afectada, "han hecho una crueldad conmigo y no sé cómo demostrarlo". Ya que al tema de la santería se suma la pérdida económica. "Se quedó con todo el dinero que gané y me quitó el empleo", llora la hostelera, que añade: "Me quieren callar". Ya ha trasladado la situación al Ayuntamiento de Gijón y a varios grupos municipales, aunque sin éxito.
