El Real Grupo de Cultura Covadonga es anciano en edad, ochenta años recién cumplidos, pero un chavalín en espíritu. El club gijonés celebró ayer sus ocho décadas de sudor "en plena forma", como destacó el presidente, Antonio Corripio, en un cumpleaños en el que no faltó el brindis y, por supuesto, la tarta -eso sí, de cartón-. Los números avalan su buen estado físico: 38.967 socios, 2.733 deportistas federados, 25 secciones deportivas y 510 cursillos. Es casi "una ciudad dentro de otra ciudad", como afirmó con acierto la presentadora del acto, Rocío Menéndez. A lo que la alcaldesa Carmen Moriyón apostilló: "El Grupo forma parte de la piel de Gijón". Fue la regidora muy cariñosa en sus palabras y no dudó en asegurar que "no hay otra sociedad deportiva equiparable en España".

"Ejemplo para otras entidades deportivas"

De la Santina a la pista polideportiva. La conmemoración del 80º. aniversario comenzó a los pies de la Virgen con una ofrenda floral y acabó hora y media más tarde sobre el escenario, con los discursos institucionales y las actuaciones del orfeón y de las secciones de coro y de baile. Entre medias, un breve recorrido por las instalaciones. El párroco de la Asunción, Eduardo Jiménez, pronunció una frase muy ilustrativa: "Ningún árbol puede dar frutos si no permanece sobre sus raíces". Y eso es lo por lo que trabaja día a día el Grupo. Por que "esta herencia no se pierda por protagonismos, y mejorarla para que llegue a nuestros hijos y nietos", expresó Corripio. El objetivo por ahora se cumple, a juicio del director general de Deportes, José Ramón Tuero, quien resaltó que el Grupo de los "paisanos" cambió "para bien" en estos ochenta años, que "sirven de ejemplo para otras entidades asturianas".

La alcaldesa Carmen Moriyón, acompañada de una amplia representación de la Corporación gijonesa, pidió a los grupistas "mantenerse fieles a su espíritu inicial"; al de esos "64 fundadores que levantaron la bandera rojiblanca -en la calle El Molino- en pleno conflicto bélico", la Guerra Civil. Para la regidora, el club es un "semillero de valores que impregna toda su actividad social" y castiga el comportamiento agresivo. Quizá lo dijo en alusión a los últimos episodios violentos acontecidos en el mundo del fútbol. "Las reglas son sagradas en el deporte y en la vida; y eso se aprende en el Grupo", agregó. Moriyón finalizó con la clave del éxito de la entidad: "Llevar en su ADN la marca de la pelea y el esfuerzo". Así fue el acto de celebración en el Grupo.