Vencer sus miedos, confiar en ellos mismos y conseguir hacer de la sociedad un escenario mejor. Éstos fueron algunos de los retos y demandas propuestos a los alumnos de segundo de Bachillerato de varios centros de Gijón, que ayer celebraron sus respectivas despedidas. Una etapa concluye y, ahora, se abre un nuevo camino ante ellos para el que han sido preparados durante los últimos años. Lágrimas, abrazos y fotografías de su etapa colegial pusieron la nota distintiva a estos protocolarios actos que cada mes de mayo se celebran en la ciudad. En esta ocasión, son los alumnos de la promoción de 2018 quienes "saltan al mundo real".

Por esa experiencia de cambio pasó hace unos años, por ejemplo, la periodista Cristina Mitre, que protagonizó los actos en el colegio Montedeva. Su discurso sirvió para motivar y alentar a los jóvenes estudiantes para afrontar con decisión y confianza en sí mismos esta nueva etapa que comienzan, una técnica -invitar a algún antiguo alumno para que comparta con ellos su experiencia- que desde hace tiempo tienen implantada en el Montedeva.

"Son ellos quienes deben construir su propio destino, lograr ser felices y hacer felices a los demás para construir una sociedad más justa". Este es el mensaje, verbalizado por Eva Vallines, que primó en el colegio Virgen Mediadora, de las Dominicas, que ayer dijo hasta pronto a sus 36 alumnos de segundo de Bachillerato. Tras la eucaristía, llegaron los discursos y también los reconocimientos. Mención especial recibieron, por su excelencia, Lucía Puertas Gómez, Jorge Gallo Aller y Marta González Zapico.

Los bachilleres del Instituto de Educación Secundaria N.º 1 eligieron como escenario el Centro Municipal Pumarín-Gijón Sur para el acto protocolario que reunió a unos sesenta estudiantes. Además del ritual académico, disfrutaron con un vídeo de imágenes que sirvió para recordar su paso por el instituto. La nota divertida y musical la puso sobre el escenario el grupo punk "The Rotten Teens", compuesto por cuatro alumnos de esta promoción.

En el colegio de la Inmaculada, por su parte, fueron 74 los estudiantes que ayer dijeron adiós al centro educativo que tienen los jesuitas en la ciudad. El acto oficial contó con varios discursos, desde el presidente de los Antiguos Alumnos, Víctor Rodríguez, al director del colegio, el jesuita Alfredo Flórez Cienfuegos-Jovellanos. La ceremonia sirvió también para conceder tres premios a los bachilleres: el de mejor compañero, que conceden los propios alumnos; el de mejor expediente académico y el Premio Padre Arrupe, que distingue al alumno "que mejor representa los valores de la educación y formación jesuita". Acto seguido, los asistentes disfrutaron de una eucaristía en la iglesia del colegio, ante la Virgen de la Inmaculada.

A unas calles de distancia de la Inmaculada hicieron lo propio los estudiantes del Corazón de María, que tuvo para la ocasión al superior provincial de los Misioneros Claretianos, Pedro Belderrain. En su caso, 85 estudiantes de la promoción de 2018 emprendieron ayer un nuevo camino tras una celebración que contó con música y hasta photocall.